Manuel Castro Fernández, pidiendo a las puertas de la iglesia de Sant Miquel. | Click

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Manuel Castro Fernández, sevillano, de 58 años de edad, padre de una hija y abuelo de un niño, es el pobre que pide en la puerta de la basílica de Sant Miquel desde hace, según recuerda, diez años. Al principio lo hacía junto con una mujer. No sabe nada de ella desde hace tiempo. Siempre se coloca en el mismo sitio, en la parte izquierda del portalón. A veces pide de pie, a veces lo hace sentando, a veces en cuclillas … Pero siempre extendiendo el brazo en cuya mano lleva un vaso de plástico.

Ahora lleva espesa barba bastante canosa, y cubre su cabeza con una gorra azul, de lana. Seguro que ambas le ayudarán a soportar el frío.

¿Siempre fue pobre?
¿Pobre de pedir? No. Yo vine a Mallorca en 1991, como albañil. Estuve trabajando hasta que la empresa quebró, quedándome en el paro. Intenté buscar trabajo, pero no lo encontré. Cuando el paro se terminó, tuve que hacer algunas 'chapucillas', hasta que cada vez fueron menos, y me quedé sin nada y tuve que pedir. Desde el primer día en la puerta de Sant Miquel, y siempre en el mismo sitio.

Observamos que no está solo, tiene competencia…
¿Y qué puedo hacer…? Ellos -se refiere a los dos mendigos, que sentados en el suelo, están pidiendo-. piden en otros sitios, pero como hoy están cerrados se han venido aquí. ¿Y qué pasa? Pues si uno no se saca mucho, imagínese tres… Porque dónde apenas puede comer uno, menos podrán tres, ¿no? Pero es que yo no los puedo, ni quiero, echar de ahí. Yo no soy nadie. Y es que si yo fuera por primera vez a un sitio en que hubiera otra gente pidiendo, no me pondría.

¿Cuánto se saca cada día?
Estando solo, como mucho, 20 euros en todo el día. Y en festivos y Navidades, algo más. Pero no mucho, eh…

¿Qué tal se portan los turistas?
Muy bien. En ocasiones me dan más que los españoles, aunque a estos les estoy muy agradecidos, ya que siempre están ahí, mientras que los turistas solo están cuando vienen de vacaciones. Pero sí, se portan bien.

¿Por qué cree que los políticos no se ocupan mucho de ustedes, los pobres?
Yo creo que es porque no cotizamos, ni votamos…. Entonces, ¿para qué les servimos? ¿Qué provecho sacan de nosotros? Ninguno. Entonces es como si no existiéramos para ellos. Y podrían ayudarnos, eh… Sobre todo cediéndonos o alquilándonos a bajo precio las casas que están cerradas por ahí.

¿Usted vota?
No se si lo haré este año, pero siempre he votado al PSOE.

Tengo entendido que su hija es también pobre.
Mi hija tuvo dos hijos, una niña, que murió atropellada, y un niño, que está con su abuela. Estuvo en la Armada durante dos años, también estudió auxiliar de Enfermería, pero resulta que la vida no te da lo que tú le pides sino lo que ella te quiere dar. Incluso te quita cosas que quieres, como un hijo….

¿Dónde viven…?
En la calle, en la plaza Major. El otro día, que no estábamos nosotros, pasaron los de Emaya y se lo llevaron todo, hasta las medicinas. Otra vez, cuando vivíamos en el kiosko que hay junto a la plaza de l’Olivar, nos avisaron un día antes de que si no nos íbamos de allí, se lo llevarían todo. ¡Pero esta vez …! Yo les pediría a los políticos, para que se hicieran a la idea de cómo es nuestra vida, que pasaran una noche con nosotros durmiendo en la calle, y una mañana, pidiendo, en la puerta de la iglesia. Para que vieran …

¿Ha pensado alguna vez por qué le ha tocado ser pobre?
No, la verdad es que no. Digo yo que será porque habré tenido mala suerte y me habrá tocado serlo, como a otros les ha tocado ser ricos. Yo trabajé, pero la empresa quebró y la vida se me complicó hasta verme como me veo.

¿Le pide a Dios que le ayude?
Sí, se lo pido al Cristo de Sant Miquel -se refiere al Cristo de los Jornaleros, que está en la pared de enfrente de la puerta lateral derecha-. Le pido que nos saque de la calle, que nos den un trabajo por el que cobremos cada mes. Y se lo pido para mi hija y para mi …

¿Qué pasaría si de pronto cambiara su situación, que fuera, no digamos que rico, pero si que tuviera dinero? ¿Qué haría?
¿Que qué haría? -sonríe a la vez que se le iluminan los ojos…-. Me compraría una casa en el campo, rodeada de tierra en la que poder sembrar. Haría eso, y sacaría a mi hija de la pobreza y le traería a su hijo, para que estuvieran juntos. Con eso me conformaría. Y si encima podíamos trabajar, mejor.

¿Tiene usted alguna paga o ayuda económica?
No, nada. Y eso que durante años he cotizado y también puedo pedir la ayuda vital, pero como perdí el DNI y la tarjeta sanitaria, no puedo pedir según que ayudas, pues te piden siempre el DNI. Pero ahora me lo he hecho -lo saca del bolsillo y nos lo muestra-, y con él empezaré a mover papeles y a ir a donde tenga que ir para pedir si me toca algo por haber trabajado y si me corresponde alguna ayuda.

¿Y si se pone enfermo, dónde va?
A dos PACS y a Son Espases. Allí digo mi nombre, lo miran en el ordenador, y como está, porque cuando trabajaba en la empresa me dieron de alta… Pues me atienden. Lo malo es que como tengo extraviada la tarjeta médica, a las medicinas me las tengo que pagar yo.

¿Cuáles han sido los peores momentos que ha pasad desde que pide?
Ver que mi hija tiene que trabajar pidiendo, cuando murió su hija y durante la pandemia, sobre todo cuando todo el mundo se tuvo que quedar en casa. Porque ¿dónde iba yo a pedir si todo, hasta las iglesias, estaba cerrado?

¿Cómo ve el futuro?
No me queda más remedio que sobrevivir a él. No puedo hacer muchos planes, salvo seguir pidiendo.

¿Tiene más familia?
Sí, pero como si no la tuviera. Una hermana mía, que vive en Pollença, me estuvo ayudando hasta que pudo.

¿Cómo se lleva con el párroco?
Muy bien. A veces me da pequeños trabajos para que gane algo. Es una buena persona.