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Vivir de forma digna, según el Ajuntament de Palma, requiere de 3.169,15 euros al mes para una familia de dos adultos y dos menores a su cargo. Una utopía en esta Palma de inflación desbocada y precios inmobiliarios estratosféricos.

«Para llegar a final de mes hacemos virguerías». Así de contundente es Dolores Monedero, una pensionista por enfermedad crónica con dos hijos a su cargo de 20 y 22 años. Según el baremo de Cort, para tener una vida digna debería ingresar 2.708,42 euros. Su pensión es de 991 euros y «pago 780 euros de alquiler. Mis hijos están estudiando, así que tienen que trabajar de repartidor de comida». Antes de caer enferma era mileurista y tenía que cuidar perros y limpiar casas. El pluriempleo era su salvación. Ahora llena la nevera gracias a «SOS Mamás y la comida que me da mi hermano, que tiene una carnicería en el Olivar».

Su hermano es José Luis Monedero, que arquea las cejas cuando se entera de que el baremo de Cort plantea que un adulto necesita 1.421.60 euros para tener esa vida digna. «Si ya alquilar un piso con una habitación te cuesta 700 euros...». Monedero advierte que «ganaba más dinero con 22 años que ahora. La vida no es que sea cara, es que no se gana dinero». La trampa, dice, es que «eres oficial de carnicero pero te contratan como dependiente por 1.280 euros».

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Los abuelos se han convertido en el sustento de esas familias palmesanas que no llegan a final de mes. «Tenemos una hija separada con dos niños y solo consigue contratos temporales», cuentan Carmen Torelló y Fidel Palenzuela. Ambos jubilados, tienen cuatro hijos, de los cuales solo uno no necesita su ayuda. Para los otros tres, «vamos cada semana al Carrefour, nos gastamos 200 euros en comida y repartimos». Su hija debería cobrar 2.708,42 euros, según Cort, para tener esa ansiada vida digna pero «está sin trabajo y tenemos que ayudarla. Mi hija es pobre».

El alquiler ahoga las cuentas domésticas y María Concepción Arbona, agente inmobiliario, dice que «hay abuso por parte de los propietarios de los pisos que ganan un sueldo sin trabajar».
Lorena Domínguez, con pareja y dos niños pequeños, tendría que ingresar 3.169,15 euros al mes para alcanzar esa vida digna. «La hipoteca nos ha subido 100 euros y pagamos guardería, comedor escolar y extraescolares».

Con esa cifra dada por Cort «da para vivir, pero ni me planteo la reducción de jornada». Las cosas se han puesto muy difíciles en Palma mientras que «mi hermano es capaz de llenar el arcón congelador de comida por solo 80 euros. Estamos pensando en irnos de la Isla». La vida digna es tan inalcanzable que igual hay que vivirla fuera.