La llegada de los Reyes Magos al Moll Vell de Palma. | Pere Bergas

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No hubo suerte pero, antes de salir de casa, algún niño revisó las faldas del árbol de Navidad para comprobar si sus Majestades habían adelantado la entrega de regalos. Si no tuvieron fortuna fue porque estaban muy ocupados. Puntuales a su cita, a bordo del barco de época Rafael Verdera, a las 18 horas los Reyes Magos de Oriente llegaron al Moll Vell de Palma entre fuegos artificiales para protagonizar la gran Cabalgata de Ciutat, en la que participaron más de 350 personas y que fue presenciada, según el Ajuntament, por más de 150.000 personas. El desfile simbolizó la vuelta a la normalidad: restricciones y mascarillas desaparecieron del mapa, se repitió el recorrido del año pasado y volvieron la música en directo y los caramelos.

Recibidos por el alcalde, José Hila, el presidente de la Autoritat Portuària, Jaume Colom, y la regidora de Govern Interior i Participació, Claudia Costa, los Reyes Magos recogieron las llaves de la ciudad y se dirigieron a los niños que les esperaban como auténticas estrellas del rock. Después de guardar las cartas de los más despistados, los Reyes subieron a sus carrozas y empezaron con el desfile, que discurrió por la avenida Antoni Maura, Passeig des Born, Unió, Ramblas, Baró de Pinopar, Avinguda Alemanya, Via Roma, las calles Bisbe Campins y Rubén Darío, Passeig Mallorca y Jaume III, para finalizar el itinerario en la plaza Joan Carles I.

Con una meteorología ideal y las calles aborratadas de público, el ambiente de la Cabalgata fue inmejorable. A las 17 horas ya había gente apostada en el último tramo del recorrido y, media hora antes de comenzar el desfile, Antoni Maura, Passeig des Born y Joan Carles I ya estaban completamente ocupadas.

Todo iba como la seda hasta que, a medio recorrido, a la altura del Teatre Principal, el Trenet dels Xumets tuvo que abandonar la Cabalgata a causa del sobrecalentamiento en el motor, lo que provocó algunos retrasos en el desfile. Solventado el problema, que quedó en un simple susto, la Cabalgata continuó con total normalidad. Al frente se encontraban la Policía Montada, la Banda de Música Municipal y los Gegants y Capgrossos de la Sala, seguidos por danzantes estrellas de Oriente, que creaban todo un cielo de constelaciones. Esta fue una cabalgata repleta de detalles y movimiento que no dio lugar al aburrimiento.

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El público pudo ver a bailarinas de lejanas galaxias, junto a zancudos alienígenas, que acompañaban una de las nuevas carrozas, En órbita, cuyo cohete estaba pilotado por un artista de otro planeta, el multifacético David Bowie, encarnado por One Man Rocks, que interpretó grandes éxitos como Starman. La temática de la Cabalgata eran los juguetes contemporáneos; quién mejor que los niños para protagonizar la carroza Imagina i crea la teva jugueta, compuesta por divertidos personajes inspirados en los dibujos de los alumnos de los CEIP Alexandre Rosselló, Miquel Porcel y Maria Antònia Salvà.

Además de los vivientes muñecos de plástico, enormes caballos inflables, un gran dragón articulado, los mágicos personajes de Alicia en el País de las Maravillas, artistas de circo y bailarinas, otra de las novedades fue la carroza donde reposaba el flamante descapotable de Penélope Glamour, de Los Autos Locos, en cuya parte trasera tocaba La Canción del Verano, grupo liderado por Álex Muñoz, que interpretó éxitos pop reconocidos por todo el público.

Otro de los grupos musicales que animó el desfile fue Los Estupendos Burruños, que contagió a los presentes con su característico sentido del humor. Aunque, con mucha diferencia, además de los Reyes Magos, las auténticas estrellas del desfile para los niños fueron aquellos que se encargaron de repartir los 2.000 kilos de caramelos disponibles.

Alrededor de las 20.40 horas, los Reyes Magos llegaron al final del recorrido y subieron al balcón del Casal Solleric para agradecer todo el cariño mostrado por los ciudadanos de Palma. Poco a poco las calles se fueron vaciando y los niños acostando; hoy toca el mayor madrugón del año. Por su parte, recargados de energía, los Reyes Magos continuaron con su noche de trabajo.