Una embarcación de Salvamento Marítimo de sevicio. | Michel's

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Desde el 2019 la llegada de inmigrantes en patera a las Islas Baleares no ha dejado de crecer año tras año, hasta el punto de multiplicarse casi por cinco en estos últimos cuatro años. Si en 2019 se registraron 41 embarcaciones con 507 inmigrantes, durante este 2022 se han contabilizado 176 pateras y 2.637 personas llegadas de forma irregular, según los datos que ha facilitado la Delegación del Gobierno en las Baleares a Ultima Hora.

En concreto, durante este 2022 la mayoría de entradas ilegales se produjeron en Mallorca, 124 embarcaciones con 1.964 migrantes. Formentera fue la segunda islas con más llegadas, con 38 pateras que llevaban a bordo 499 personas. El resto, 14 pateras y 174 migrantes, llegaron a las costas de Ibiza. En Menorca no se produjo ninguna entrada irregular.

Aunque desde el 2019 se esta dando un incremento continuo, el aumento más destacable se produjo en el 2020, cuando se registró una subida del 180% respecto de las personas llegadas: se pasó de 507 a 1.464. Después, la subida se ha ido estabilizando. Precisamente, la delegada del Gobierno, Aina Calvo, aseguró durante la última semana del año que la tendencia de crecimiento se ha atenuado a pesar de que estas «cifras elevadas» representan un «desafío».

A pesar de que el 2022 parecía que sería muy similar al 2021, durante la los últimos días del año se han producido semana del año se ha producido una entrada constante de embarcaciones: el día 26 llegaron dos embarcaciones, el día 27 llegaron seis y el día 28 llegaron un total de ocho pateras.

Devolución al país de origen

La delegada del Gobierno recordó que a los inmigrantes argelinos que no pueden ser devueltos a su país por la interrupción del acuerdo de retorno con el Gobierno de Argel se les abre expediente y «siguen su ciclo migratorio, normalmente hacia Francia o Bélgica». Tras una detención, que no puede prolongarse más de 72 horas, tanto estos migrantes argelinos como los naturales de países subsaharianos sin convenio de devolución quedan en libertad y se trasladan habitualmente a la Península, mientras que los menores acompañados y sus progenitores pasan al sistema de atención humanitaria, explicó la delegada.

En el caso de los menores no acompañados, quedan al cargo de los consells insulars, que son los competentes en materia de protección y tutela. Calvo subrayó que emigrar es «la estrategia más antigua de la humanidad» para quienes no encuentran en su lugar de origen un medios de vida dignos e incidió en la necesidad de que esos desplazamientos sean regulares, ordenados y seguros.