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El análisis genético de los restos localizados en la fosa de Porreres durante la exhumación que se hizo en el 2021 ha permitido identificar a una víctima más del franquismo en las Islas. Se trata de Llorenç Martorell Suarez, natural de Moscari (Selva) pero que residía en Palma, donde tenía una imprenta y una tienda de muebles. Se trata de la víctima número 52 que se ha podido identificar en Baleares y la número 23 del cementerio de Porreres.

Martorell nació en octubre de 1898 y era viudo de Alberta Ciriquián Ferrer. En el año 1936 la metieron en la prisión de Can Mir y el mes de enero de 1937 consta que «fue liberado». Es en ese tiempo en el que se estima que fue asesinado y enterrado en el cementerio del pueblo. Realmente no pertenecía a ningún partido político, pero regentaba la imprenta en la que posiblemente se editaba la publicación del Partido Comunista Nuestra Palabra.

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Según el informe, la identificación se ha podido llevar a cabo a través del análisis genético de una muestra ósea que se comparó con el ADN de una familiar directo. Los restos de Llorenç Martorell se encontraron intactos debajo del bloque nichos en la fosa número 11 de Porreres, que tenía dos niveles. Los huesos se encontraron junto con los de 12 personas más. Esta última identificación en esta fosa en concreto se suma a la de Jaume Ordines, Miquel Cabot Dolç, Miquel Pasqual Quetglas, Bartolomé Matas Alemany i Jordi Colom Estarellas.

La fosa de Porreres

En el cementerio de Porres, el Govern ha impulsado diferentes campañas que han permitido recuperar un total de 114 víctimas de la represión franquista. De estas, 14 fueron identificadas y devueltas a sus familias en año 2016, cuando se hizo la primera intervención. Las otras 6 se han identificado a partir de los restos recuperados durante segunda intervención que se hizo el año 2021. Cabe recordar que entre las víctimas identificadas en Porreres se encuentra el padre de Aurora Picornell, Ignasi Picornell.

Punto de vista

La carta de su hija

Su hija, Coloma Martorell, escribió una carta en el portal de Memòria Democràtica del Govern de les Illes Balears que decía lo siguiente:

«Fui dos veces a verte a Can Mir. Recuerdo una vez que un soldado me escondió bajo su capa y recorrimos la prisión hasta llegar donde tú estabas. Pensaba que me cubría con la capa para que nadie me viera, pero tal vez era para que yo no viera a todos aquellos hombres encerrados allí dentro. Aquel soldado debía de pensar que para una niña tan pequeña no era una visión nada agradable.

Cuando el soldado abrió la capa habíamos llegado a la cocina de Can Mir, donde tú y otros
hombres pelabais patatas. Fui corriendo hacia ti y recuerdo que me aupaste y muy contento me dijiste: «Colometa, Colometa». También recuerdo cuando telefonearon a casa y dijeron que te habían liberado; pero nunca volviste a casa, y a partir de aquel momento tu familia cayó en una profunda tristeza. A mí me cuidaron muy bien, me quisieron mucho y nunca me faltó nada, pero es muy triste crecer sin el amor de tus padres.

Siempre os he añorado mucho a los dos, sobre todo en los momentos más importantes de
mi vida: el día de mi boda y cuando nacieron mis dos hijas. A ellas siempre les he contado muchas cosas de vosotros, cosas que recordaba y otras que mi abuela me contaba para mantener vivo vuestro recuerdo. Mis hijas han sabido siempre la verdad de lo que te pasó, nunca les he ocultado nada. Tengo la esperanza de que algún día me den la buena noticia de que te han encontrado y así, de alguna manera, cerrar esta herida tan grande que siempre he llevado en el corazón».