La mallorquina Olivia Calafat. | WALLAPOP

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Primero fue compradora de Wallapop y, desde el año pasado, no solo ha conseguido entrar en la empresa como trabajadora, sino que ahora es una férrea compradora de productos de segunda mano. Olivia Calafat (Palma, 1985) es la actual directora de Marketing de una de las empresas más importantes de España. Asegura que el camino no ha sido fácil, pero su empeño por tomar un café con el CEO de la empresa, y conseguir un puesto de trabajo, le ha valido no solo este objetivo sino hacer de lo reutilizable un estilo de vida. La mallorquina, admiradora de la Isla, ha recorrido medio mundo y ha estado trabajando para compañías como Google o Amazon. Se licenció en ADE en la ESADE, y luego se formó en finanzas por la Insead MBA, cabalgando entre París y Singapur. Ahora lleva poco más de un año asentada en Barcelona, con dos hijos y un camino profesional de éxito.

¿Cómo ha sido el camino hasta llegar a este trabajo?
—Ha sido de mucho trabajo, que creo que es la clave para ser buena en algo e ir creciendo. También con suerte, un factor clave, porque he contado con unos padres que me han apoyado en mi trayectoria, así como mi pareja y amigos. Y la salud, claro. Estas diría que son las cosas más importantes. Y otra cosa que diría es tener claro qué es lo importante para ti para que cuando tomes una decisión sea sobre unos buenos principios que se aguanten en el tiempo.

Porque usted, antes de ser trabajadora, seguro que era compradora de Wallapop.
—Claro, antes era compradora [y Olivia continúa serlo]. Fue al conocer Wallapop cuando me di cuenta que es una pasada de producto. He llegado a comprar la cuna, la hamaca para el bebé, juguetes o ropa de niño. Todas las cosas que te puedas imaginar. Cuando vivía en Londres no estaba tan bien como en España, no había envíos y quedaba con el vendedor físicamente. Pero a mí lo que más me gusta es la idea del one click (un solo clic).

¿Qué opinó su círculo más cercano cuando le cogieron?
—No hubo tanta sorpresa, pero porque ya sabían que compraba productos reutilizados y estar en Wallapop es una continuación de mi carrera como compradora consciente. De hecho, este es mi trabajo: conseguir que los productos de segunda mano sea lo ‘guay’, inspirar a la sociedad a unirse a esta revolución, a la compra consciente y lo que significa reutilizar. Hemos hecho estudios y uno de ellos, por ejemplo, es que mucha gente estaba dispuesta en Black Friday a comprar cosas de segunda mano y nunca antes se lo había planteado. Yo, a mis hijos, solo les compro regalos reutilizados y en el caso de amigos lo he empezado a hacer ahora.

¿Y cómo se vive este concepto de lo reutilizado en España?
—En países más avanzados, como por ejemplo Estados Unidos, y en concreto California, se vive como si fuera un orgullo el hecho de comprar reutilizado. Es lo que queda bien, de hecho. Pero es cierto que en España hay más estigma y el objetivo que tenemos es que sea atractivo también.

¿Qué es lo mejor y lo peor de su trabajo?
—Lo peor es que tienes menos tiempo personal, haces más sacrificios porque hay más responsabilidades como jefa de un área. Es decir, lidio con más tensión, sumado todo esto a que tengo una familia y niños pequeños. Por eso, lo importante es hacer conscientemente cada elección y en qué gastas tu tiempo. Porque aparte de trabajadora, también soy madre, mujer y amiga. Lo positivo es que tengo la capacidad de tener mucho impacto en la cultura de la empresa, en lo que vamos a conseguir y en hacer un mundo más reutilizado. Disfruto mucho de mi trabajo y tengo también la facultad de estar en sitios responsables.

¿Hace falta salir de la Isla para llegar lejos, como es su caso?
—Lo que de verdad importa es saber dónde están los mejores profesionales del área donde quieres desarrollarte. Lo que veo mucho en España es que hay talento, hay oportunidades pero la gente no ve el trabajo como un lugar de crecimiento personal, porque lo que se busca es vivir bien trabajando lo más mínimo. En mi caso, veo mi oficio como algo muy positivo más allá de ganar dinero. El trabajo debe llenarnos, debe motivarnos para crear una revolución.