Diego García, una de las víctimas de un secuestro parental. | Pilar Pellicer

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De lo que no se quiere contar, no se nombra. Los secuestros parentales en España están silenciados, pero ocurren, y ocurren mucho más que antes. Porque para llegar a esta conclusión se ha escarbado mucho, se ha luchado visibilizar y hay testimonios, cada vez más. Dos padres de Mallorca hablan en este reportaje de su experiencia. El primero ya puso fin a esta pesadilla cuando recuperó a su hija, secuestrada en Polonia por la madre; el segundo, acaba de entrar en el túnel y todavía es pronto para ver la luz, por desgracia.

A muchos les sonará el mediático caso del mallorquín Alberto Encinas, un padre afectado por el secuestro de su hija Olivia a la que tuvo que esperar ocho largos años para recuperarla. Era la Navidad de 2011 y su exmujer se la llevó de vacaciones a Polonia, su lugar de origen. «Tenían que volver el 31 de diciembre pero no aparecieron. En ese momento me enfrentaba a un nuevo camino que no conocía y desconfiaba. El reloj del alma corría, era una frustración enorme que me afectó anímicamente y al trabajo», cuenta todavía emocionado. Su hija Olivia tenía 11 años.

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Alberto ha llegado a ir a Polonia más de 40 veces. Lo hacía por ver a su hija desde la distancia, escondido, con mucho frío y con la impotencia de no poder hacer nada fuera de la ley. «La última vez que vi a mi hija durante esos años fue en 2012. Toqué varias veces la puerta de su casa. Llamaron a la policía polaca, les informé de la situación y les pedí que ellos me acompañaran dentro para al menos verla y abrazarla cuatro minutos. Esta fue una de las situaciones que más me dolieron. Recuerdo que mi hija me cogió del cuello y no me soltaba. Como los policías ya se marchaban, yo no me podía quedar en esa casa porque no me fiaba ni de mi exmujer ni de sus padres. Así que tuve que soltar a Olivia y le dije: «Papá vendrá a buscarte»».

Fueron años de mucha lucha, y también situaciones límite por la impotencia de la justicia, hasta que el 4 de diciembre de 2019 sonó la alarma. Alberto tenía que ir a Polonia a buscar a su hija. Detrás de esta ayuda estaba un policía polaco que se involucró con la causa. Olivia desde entonces se ha intentado adaptar en Mallorca y sacar de su cabeza todas las mentiras que le contaron, según constata su padre Alberto. «Recuerdo que ella llegó aquí muy feliz pero necesitamos un tiempo de adaptación». Hoy la niña tiene 14 años y este hombre tiene claro que «lo que me ha hecho su madre no se lo quiero hacer a ella».

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Recuperar a Eleyna

Diego García, nacido en Palma, lleva cinco meses sin saber nada de su hija Eleyna, de 7 años y medio. Empieza a contar su caso reciente pero rompe a llorar. Su hija está en Alemania con su madre y en estos momentos lidia con abogados la forma de localizarla. Diego es otra víctima de secuestro parental desde junio de 2022, y durante meses ha estado escribiendo whatsapps a un chat que no da respuesta y llamando a muchos números bloqueados.

La historia dolorosa con su novia, la madre de su hija, comenzó entre 2017 y 2018, cuando lo dejan y la ex le dice que se va a Alemania, su país de origen, y con la niña, a labrarse un futuro. Para ello, necesitaba que este padre firmara un documento de consentimiento, supuestamente, «pero desconocía su contenido porque estaba en alemán. Fue el primer error de muchos», lamenta. En la Nochebuena de 2018 viajó hasta Hannover (Alemania) a ver a su hija. «La relación con su madre iba muy bien, incluso en la mayoría de viajes que he hecho para ver a Eleyna me he quedado en su casa».

Pero más adelante, al ver situaciones que le desconcertaban, y tras comunicarlo con abogados, pidió a su exnovia firmar una guardia custodia o custodia legal. Quería hacer las cosas bien porque se olía algo raro. Este documento es un acuerdo legal para fijar visitas, la convivencia y manutención entre los progenitores cuando hay divorcio o separación. Diego nunca consiguió que ella firmase el acuerdo a pesar de sus insistencias por mensajes y llamadas, registradas por su abogado y que ha podido comprobar este periódico.

«En 2021, todo empieza a cambiar, que es cuando ella tiene un bebé con su actual pareja». Durante ese año, la relación con su ex estaba más fría. A pesar de ello, viajó hasta cuatro ocasiones más para ver a Eleyna. Pero en verano de este año «En verano de ese año, me entero que vienen a Sevilla –lugar donde vive la madre de su ex– y me miente, me dice que no vendría a España. Para que no sospechara, me bloqueó durante las semanas que estuvo allí».

Diego García procedió a denunciar este caso de secuestro parental en el extranjero, pero todavía está a la espera de que se celebre el juicio. En sus últimas conversaciones con la madre de la menor «me ponía excusas para que no    hablara con ella, hasta que me dejó de contestar y luego me bloqueó hasta hoy». En estos meses de ausencia «y locura, porque yo ya no duermo por las noches», relata, supo que su hija se había mudado a otro pueblo, y consiguió saber el pueblo pero desconoce la dirección exacta. Esto es una pesadilla para un padre o madre que, de un día para otro, sin esperarlo, pierden la pista de su menor. Y es más habitual de lo que parece. La mayoría no consiguen recuperarlo.