La presidenta del Govern de les Illes Balears, Francina Armengol, durante su intervención. | CAIB

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La guerra contra el turismo de excesos ha logrado en cuatro años reducir los accidentes con lesiones graves en Magaluf en un 90 % y en un 87,5 % en Sant Antoni, las dos mecas baleares del turismo de borrachera procedentes de las islas británicas. Así lo anunció ayer la propia presidenta del Govern, Francina Armengol, en la presentación de Baleares como destino responsable a los agentes turísticos de la World Travel Market, la cual llevaba por título Balearic Islands: a case study in responsible tourism.

Armengol indicó que las medidas implementadas a través de la normativa contra el turismo de excesos se han visto reflejadas en los reseñados descensos, los cuales hacen referencias a sucesos de carácter violento habituales en esos núcleos turísticos, como pueden ser accidentes, reyertas o los propios casos de balconing. «La estrategia está trazada», señaló la presidenta para recalcar que la normativa «reduce la oferta de excesos, penaliza al qque continúa por este camino que no queremos y, sobre todo, contribuye a proteger a los turistas y a los residentes».

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En ese sentido, señaló que la intención del Ejecutivo balear es la de insistir en esa línea de trabajo con la aplicación de nuevas medidas como la compra de espacios dedicados a la oferta considerada de peor calidad con el objetivo de retirarla del mercado. Una línea en la que se enmarca, aseveró, la reducción del número de plazas turísticas de categorías inferiores: en los últimos siete años las Islas han pasado de tener 90.000 plazas de cuatro y cinco estrellas a tener 160.000.

El conseller Iago Negueruela destacó además que la ley antiexcesos se ha traducido en 30 multas interpuestas en Magaluf por cosificación de la mujer, promoción del consumo de alcohol y otras actividades o comportamientos vetados. Asimismo, Armengol hizo hincapié en que la estrategia para la reconversión de Baleares en un destino de calidad sin ningún claroscuro incluye también la apuesta por la calidad ambiental y la circularidad de los establecimientos turísticos. La nueva ley turística, incidió la presidenta, «debe convertir nuestras empresas turísticas y nuestros hoteles en aceleradores de la transición energética».