Construcción en el acantilado del mirador de Malgrats.

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Países como Francia, Reino Unido y Estados Unidos han aprobado planes de retirada estratégica de las edificaciones e infraestructuras que pueden verse afectadas por la subida del nivel del mar, como consecuencia del cambio climático. Los expertos urgen ahora al Consell de Mallorca a declarar fuera de ordenación los edificios construidos a menos de 100 metros de la primera línea de mar (ya sea a pie de playa o en acantilados) y a plantear su retirada o reubicación.

La idea es desarrollar un Plan estratégico específico de adaptación al cambio climático frente a los fenómenos extremos (inundaciones y fenómenos costeros) e incluir medidas concretas en el Pla d’Ordenació Territorial de Mallorca y sus sucesivas adaptaciones. «Los temporales ponen de manifiesto la vulnerabilidad de la costa frente a los fenómenos costeros, debida a un urbanismo salvaje y descontrolado, que se verá agravada por el efecto del cambio climático. Es necesario realizar un estudio detallado de la situación actual y un plan de retirada estratégica a largo plazo con su correspondiente estudio económico y jurídico». Esta es una de las principales conclusiones de la Estratègia Mallorca 2030-Medi Ambient, coordinada por el histórico ecologista y especialista en oceanografía Xavier Pastor.

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El documento (que el Consell tiene desde el pasado mes de febrero) urge a aprobar un proyecto piloto de recuperación de la primera línea marina y dejar fuera de ordenación las construcciones e infraestructuras que puedan verse afectadas por la subida del mar: «Hay que valorar sus posibilidades de reculada y de recuperación de la dinámica playa-duna. Lo mismo ocurre con los acantilados (en sentido geomorfológicoo y no en lo aplicado en el deslinde de costas que es una aberración)... En estas zonas se ha de prohibir la construcción a menos de 100 metros del borde del acantilado (geomorfológico) y en zonas ya construidas identificar los posibles riesgos y plantear la correspondiente retirada, como por ejemplo en los edificios de enfrente de las Malgrats en Calvià».

Los expertos piden a la administración que tenga en cuenta los trabajos realizados y en curso, sobre reculada de playas, por parte de la UIB, el IMEDEA y el SOCIB para identificar las construcciones afectadas. Proponen además que se exija un seguro específico contra riesgos costeros a los propietarios de los edificios afectados. Todas estas medidas de decrecimiento deberán acompañarse según el documento Mallorca-2030-Medi Ambient, del despliegue de proyectos piloto de recuperación de la primera línea de mar y de la planificación a medio-largo plazo (10-15 años) de inversiones en la costa para aumentar su resiliencia (restauración del sistema dunar y de las zonas húmedas).
La delimitación y restauración de sistemas degradados deberá acompañarse de programas de seguimiento de las medidas de restauración y del refuerzo de la capacidad y los sistemas de observación, modelización y predicción de fenómenos meteorológicos extremos. «A la hora de planificar nuevas infraestructuras en el litoral se deberá tener en cuenta la presencia de hábitats protegidos por la Red Natura 2000 y las especies protegidas por la Directiva de aves, el Catálogo nacional y balear y los convenios de Berna y Barcelona.

El documento Estrategia Mallorca-2030, en el que ha participado una treintena de expertos de distintos ámbitos por encargo del Consell no olvida la necesidad de impulsar planes de emergencia ante los riesgos naturales y antropogénicos en zonas de Costa. El retraso en la aplicación de estas y otras medidas causa malestar en parte del equipo redactor. El conseller de Presidència del Consell, Javier de Juan, asegura estar trabajando en la redacción de un documento único que equilibre las cuatro secciones del documento estratégico: ambiental, económica, sociológica y de gobernanza. Dice que su compromiso es presentar la «hoja de ruta» antes de que acabe la legislatura.