El mallorquín Albert Ferriol, en una imagen de su laboratorio en Southampton.

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Albert Ferriol tiene 26 años y un currículum 'para quitarse el sombrero'. Este mallorquín estudió el grado de Biotecnología en la universidad de Lleida y luego cursó un máster en Nanociencia y Nanotecnología en Barcelona. A continuación empezó a trabajar en Medcom Advance S.A., un laboratorio farmacéutico en Tarragona, pero las ganas de investigar le hicieron presentarse a la becas Marie Skłodowska-Curie, destinadas a fomentar la formación y el desarrollo de investigadores que sean destacados en temas de innovación. La fortuna le sonrió y ahora lleva más de un año haciendo su doctorado en Southampton (Reino Unido). Su objetivo: placar el cáncer a través de las nanopartículas.

Ferriol forma parte de OLIGOMED, un programa de colaboración científica multidisciplinar que, gracias al intercambio, la movilidad internacional, la transferencia de conocimiento y actividades formativas colaborativas entre algunas de las empresas, centros de investigación y universidades más prestigiosas a nivel europeo y Reino Unido, reúne a expertos en el campo de la biología química en en el uso de oligonucleótidos para aplicaciones médicas. «Nos reunimos dos veces al año durante una semana para vernos las caras, poner ideas en común y hablar de los avances. Pero el feedback es continuo», apunta Ferriol.

Cuesta imaginar lo pequeña que es una nanopartícula. No suelen propasar los 100 nanómetros, o lo que es lo mismo, la milmillonésima parte de un metro. Es su tamaño lo que permite que puedan ser utilizadas en una gran variedad de aplicaciones, desde la agricultura hasta la electrónica pasando por la óptica. En el campo de la biomedicina, estas partículas se utilizan actualmente en algunas prácticas como las resonancias magnéticas o los contrastes, pero cada vez ganan más relevancia en las áreas de la oncología y la inmunología.

Albert Ferriol, con sus compañeros del proyecto Oligomed.

¿Pero en qué consiste su investigación? «Las nanopartículas de oro y plata son nuestro caballo de Troya. Las sintetizo para poder enviar nuestras secuencias de ADN a los genes tumorales, ser capaces de regularlos y poder placar la enfermedad», explica el mallorquín, que se muestra muy optimista con su trabajo y la labor investigadora que se está llevado a cabo en muchos países a la hora de buscar una cura. «En un año o dos puede haber noticias importantes relacionadas con las nanopartículas», augura Ferriol.