Terraza y piscina de Social Club, que serán expropiadas por las obras del Passeig Marítim. Foto: Stuart Pearce | Stuart Pearce

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Social Club, la discoteca afectada por la expropiación con motivo del proyecto de remodelación del Passeig Marítim, ha reclamado que no se lleve a cabo tal acción. Fuentes de la empresa ha señalado que «el lugar que se pretende demoler se encuentra catalogado, como parte del edificio Mediterráno, en el Plan General de Palma de 1998». Y advierte que fue catalogado por ser «importante no sólo como testimonio de la arquitectura del ocio, sino también por su peculiar estructura escalonada y por su significación histórica».

Fuentes de la discoteca recuerdan que «Social Club tiene un acuerdo con la Autoritat Portuària de Balears (APB) virtud del cual puede explotar ese lugar hasta el año 2027». Las obras del Passeig Marítim se acaban de adjudicar a una UTE formada por cuatro constructoras mallorquinas (Melchor Mascaró, Vopsa, Urbient y Aglomsa) y está previsto que antes del 18 de noviembre se inicien los trabajos.

Desde la empresa afectada por la expropiación señalan que «pese a tener un derecho limitado sobre el lugar, expresamos la disconformidad a que vaya a destruirse una edificación de tan alto valor histórico-turístico para la ciudad de Palma y que se encuentra catalogada en el PGOU, cuando lo lógico sería mantenerlo compatible con las obras que desea hacer la APB. Es preciso que el Passeig Marítim siga conservando la tradicional oferta de ocio que desde siempre ha tenido».

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Fuentes de la compañía señalan que no logran «entender qué utilización racional de los recursos públicos existe en pagar un elevado justiprecio por expropiar sus derechos y demoler una edificación y un puente voladizo que se encuentran protegidos por su valor patrimonial». Desde la APB se había señalado con anterioridad que se había tasado en algo más de 500.000 euros el inmueble para su expropiación forzosa, ya que no se había llegado a un acuerdo con la empresa.

Social Club confía en que la APB «acabará entendiendo la bondad de debatir sobre las discrepancias técnicas que existen, a fin de alcanzar una solución que permita conservar un lugar importante para la historia de Palma y que es un elemento característico del Marítim». La empresa insiste en que «no existen razones operativas, arquitectónicas o económicas para comenzar la obras de remodelación justo por en medio, que es donde se halla la edificación y puente voladizo a los que se refieren sus derechos».

Social Club pide «respetar lo construido y, de no ser así, lo que demanda es simplemente acompasar en lo necesario las obras, bien comenzándolas por uno de los extremos del Passeig Marítim y permitir la continuación de las actividades de Social Club y que sus derechos se extingan normalmente sin pagar un elevado justiprecio a costa del erario público».