Seminario en la UIB. Naredo ha aprovechado su visita a Mallorca para intervenir en la Facultad de Economía. En la imagen, el economista, el viernes, posando para este diario. | Teresa Ayuga

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La mitología griega cuenta que Sísifo, navegante y comerciante, fue condenado a empujar una roca hasta lo alto de una montaña para que, al llegar a la cima, esta cayera y él tuviera que volver a repetir eternamente el mismo esfuerzo. Esta frustración define bien la historia de los avances y retrocesos de los movimientos sociales. También el activismo del doctor en Ciencias Económicas y Estadístico Facultativo José Manuel Naredo (1942), pionero de la economía ecológica. «La piedra, ahora, ha caído más abajo que en los años setenta, cuando se planteaba impulsar otro sistema monetario internacional; ahora ni se habla de ello», lamenta, sirviéndose del mito. Aunque el mundo de ahora se encuentre inmerso en una crisis civilizatoria más acusada que entonces, Naredo es optimista. Así lo constata su último libro La crítica agotada: claves para un cambio de civilización (Siglo XXI de España), que presentó el jueves en Palma, donde ha pasado unos días de visita.

Naredo apuesta por lo que define como un paradigma ecointegrador, porque «hay que superar el enfrentamiento entre economía y ecología, pero también entre la especie humana y la naturaleza y el individuo y la sociedad. «Debemos superar viejas idolatrías y términos fetiche, acordar una interpretación común de la evolución de nuestra especie y defender medidas atractivas e inclusivas», afirma el militante ecologista.

«Desarrollo sostenible» o «economía circular» son conceptos que, para Naredo, solo buscan «contentar a todo el mundo juntando ideas opuestas». Lo que implica que sean vaciados de contenido al ser usadas, especialmente, en los discursos políticos. Además, palabras como decrecimiento o colapso, cada vez más comunes en la esfera pública, no le parecen adecuadas para impulsar un cambio a mejor. «El decrecimiento es un no-concepto sin sujeto ni predicado. Hablar de ello, a secas, no es muy atractivo», reitera

Sobre el colpaso, valora positivamente las investigaciones del físico Antonio Turiel, que alerta de un fin próximo de la era de los combustibles fósiles. Sin embargo, cree que no tienen en cuenta el panorama económico que hay detrás. «Con las crisis petrolíferas de los setenta subieron los precios, pero al romperse la disciplina de la OPEP cayeron durante muchos años. Aunque que cada vez hay menos», dice.

Naredo admite que el horizonte «no parece halagüeño» por el deterioro ecológico y la polarización social, pero ve necesario interpelar a las instituciones. No es fácil porque denuncia la existencia de una «tiranía corporativa». «En España nadie habla de cambiar el modelo inmobiliario, una cosa singular del país, como la cultura del pelotazo, que no tiene traducción en los países al norte de los Pirineos», comenta, y añade que tendría que haber un pacto de estado para aceptar que el sistema inmobiliario ha colapsado. «Aun así, ni si quiera se discute el modelo».