Imagen de la lujosa mansión.

TW
5

Andrea Orcel, uno de los banqueros estrella de Europa, tiene una deuda de cerca de 700.000 euros con la empresa que construyó su villa de hiperlujo en el Port d’Andratx. El TSJIB ha desestimado el recurso presentado por el financiero contra el laudo arbitral que la ordenaba pagar la totalidad de los trabajos que había desarrollado Construcciones Llull Sastre S.A. La mansión, valorada en más de veinte millones de euros, tiene también un embargo de cien mil euros por parte de la proveedora de la ebanistería.

Orcel fue el fichaje frustrado que iba a hacer Ana Patricia Botín como consejero delegado del Banco Santander. La operación se frustró en 2019 cuando la entidad consideró inasumibles las condiciones del banquero italiano. Este demandó a la entidad y consiguió que un juzgado condenara al pago de 41 millones de euros por daños en su reputación.

En el caso de la espectacular vivienda del Port d’Andratx, la empresa constructora reclamaba un impago de 679.000 euros al financiero y activó una cláusula que remitía cualquier desacuerdo a un arbitraje. El experto independiente dio la razón a la mercantil, representada por el abogado José Luis López Morey. La reacción de Orcel fue plantear una demanda de anulación de laudo arbitral ante el Tribunal Superior de Justicia.

La sentencia de la Sala de lo Civil y Penal desestima las alegaciones por supuesta falta de aceptación del árbitro. El banquero había remitido un correo en el que cuestionaba la imparcialidad y este método de resolución de conflictos. La decisión judicial señala que el contrato de construcción de la vivienda, de forma inequívoca, remitía cualquier tipo de conflicto entre las partes a un árbitro. El demandado pretendía acudir de forma directa a los juzgados pero se le recuerda que «la interpretación de los contratos no es la voluntad unilateral de una de las partes».

Nuevos trabajos

La sentencia también avala el criterio del árbitro que concluyeron que la obra se había finalizado cuando Orcel encargó nuevos trabajos, que son los que ahora tiene que pagar. El árbitro se basó en su decisión en la declaración como testigo del arquitecto que se había ocupado de la obra, el equipo García-Ruiz. «No se observa irracionalidad ni arbitrariedad en la valoración de la prueba que se hace en el laudo y más bien parece que la parte recurrente pretende sustituir su parcial valoración de la prueba por la que realizó el perito».

En otro de los motivos que se plantean para anular el laudo, el TSJIB insiste en que existía esa cláusula arbitral, que se construyó más obra de la inicialmente acordada y que ésta fue recepcionada por el banquero. La representación de la empresa constructora ha instado ya la ejecución del laudo arbitral en un Juzgado de Primera Instancia de Palma, por lo que el banquero tendrá que pagar la parte de la obra que dejó sin abonar. Por dinero no estará. Orcel ya ha cobrado 41 millones de euros de su indemnización del Santander, y ahora es consejero delegado de Unicredit, el primer banco italiano en clientes.