En el montón de recibos tirados no había multas del Ajuntament. | Teresa Ayuga

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Acoso laboral, desorganización, ataques de ansiedad y ansiolíticos eran el pan de cada día en CI Postal, la empresa encargada del reparto de las notificaciones de multas de tráfico del Ajuntament de Palma. «Ahora me explico lo que ha pasado con las multas que no ha recibido la gente. Nos presionaban por entregar cada día 1.200 cartas y multas. No lo justifico, pero entiendo que hubiera repartidores que tiraran las notificaciones a la basura», explica C.E., un antiguo repartidor de CI Postal.

Las imágenes que han empezado a circular estos días con cartas tiradas por torrentes y en descampados muestran el proceder de algunos repartidores, sometidos a la extrema precariedad y explotación de los repartidores de las multas. En el torrente de Can Barbarà hay un túnel donde esta misma semana aparecían centenares de recibos de Gesa, Energía XXI o Más Móvil. Y detrás del hipódromo de Son Pardo, debajo de un árbol, este jueves había abandonadas miles de cartas de la empresa Hispa Post, «una subcontrata de CI Postal», dicen los ex trabajadores. Entre el montón de recibos de luz hay también notificaciones de empresas de reclamación de deudas. Todas ellas con datos sensibles como nombre del titular, dirección postal, datos bancarios y deudas que son reclamadas. Esta información está a disposición de quien vaya a esos rincones donde algunos repartidores se han deshecho de las cartas que no han llegado a su destino.

Aparecen millares de recibos y notificaciones en torrentes de Palma

Aunque en esos montones no se han encontrado multas de tráfico del Ajuntament de Palma, esta estampa estaría relacionada con las denuncias de centenares de palmesanos que afirman que no han recibido notificaciones de multas. Ahora, pasados meses e incluso años, la ATIB y la Agencia tributaria, reclama a los afectados deudas de hasta 6.000 euros por multas de tráfico que, insisten, no les han sido notificadas. «La empresa había detectado que había compañeros que se habían deshecho de    multas sin entregar. Era un rumor. Esto sucedió en varias ocasiones con las consecuencias tan terribles que tiene, tanto para la empresa como para los usuarios que son los que pagan los perjuicios», cuenta C.E. , psicólogo y mediador que trabajó dos meses en CI Postal en 2021.

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«Era una época con muy poco trabajo por la pandemia. He visto ataques de ansiedad y gente llorando por temor a perder el trabajo», cuenta, que advierte que en un día estaban obligados a repartir «200 multas y 1.000 recibos». La mayoría tenían que hacer el reparto andando y en direcciones muy dispersas. Cada mañana «íbamos a recoger las cartas y las multas pero no podíamos clasificarlas en la oficina. Lo hacíamos en casa, en el coche, parques o calles y así empezar el reparto», explica C.E. Toda esta información sensible estaba circulando al margen de los canales oficiales. «Tuve que repartir con mi propio coche asumiendo los gastos de combustible, renunciar al tiempo de merienda y almuerzo para cumplir los ratios de entrega, después de reclamar mis derechos laborales a la responsable empresarial está me despidió e interpuse una demanda a ella y a su encargada por acoso y otra a CI Postal por despido improcedente y reclamación de cantidad. Perdí la primera y gane parcialmente la segunda», explica. «Entiendo que hubieran compañeros que desechasen las cartas o firmasen como entregadas las certificadas ante la dificultad de cumplir el ratio y el temor de ser despedidos, pero no lo justifico, había otras formas de gestionarlo», añade el ex trabajador.

«Era imposible hacer todo en un día. La gente se inventaba sistemas para decir que estaban entregadas. La empresa era un caos y todo esto es consecuencia de este clima de trabajo». Jaume Escales es uno de los afectados por multa de tráfico con recargo. Ha creado la Plataforma d’Afectats per Multes Sense Notificació y en el grupo de Telegram ya son más de 50 personas. En otro grupo de Telegram del mismo tema ya son más de 300. La intención de Escales y sus compañeros es pedir en los tribunales que «elAjuntament cobre las multas pero sin recargo». En su caso, se ha visto afectado por tres multas por exceso de velocidad que con los recargos suman ya 6.000 euros.

Esta semana Escales recibió en los grupos de Telegram imágenes de cartas abandonadas en un túnel por el polígono de Son Castelló y miles de recibos en las inmediaciones del Hipódromo de Son Pardo. «Un extrabajador de CI Postal me confirmó que los trabajadores las abandonaban por falta de tiempo y medios». En este sentido, este sábado un trabajador se ha puesto en contacto con Ultima Hora para pedir que no se generalice y matizar que se ha tratado de un empleado desleal y no de varios. Fuentes del Ajuntament de Palma señalaron que «desde que se detectaron estos casos se inició la redacción, ya muy avanzada, de los pliegos para un nuevo concurso. También se inició un expediente sancionador por incumplir los plazos de entrega de las notificaciones de multas». «La empresa ha reaccionado y desde entonces están cumpliendo según la Policía Local y el departamento Qualitat del Ajuntament». El Ajuntament se personará como afectado por la mala gestión de CI Postal.

El apunte
Gemma Marchena

Un audio revela que los responsables sabían de irregularidades en la entrega de las multas

Gemma Marchena

Los responsables tenían constancia de que no se entregaban las multas. Así se constata en un audio que envió la responsable de la empresa al grupo de wasap de empleados advirtiendo que las firmas de los receptores de las multas eran la misma y todas firmadas por un mismo repartidor. Los ex trabajadores denuncian que cuando no había tiempo para repartir las multas, se colocaban frente al domicilio para que la PDA que portaban registrara la dirección exacta. Así podían decir que habían estado en el domicilio pese a no entregar la multa.