Antoni Tugores, en una imagen tomada este miércoles en Palma, durante la entrevista. | Jaume Morey

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El conocido investigador y periodista Antoni Tugores (Manacor, 1948), especialista en la Guerra Civil y la cocina mallorquina, acaba de publicar el libro Les plomes de Franco. Premsa «nazional» durant la Guerra Civil (1936-1939), editado por Illa, un repaso a los contenidos de la prensa local del bando nacional, especialmente de Manacor, en los años de la contienda.

¿Cómo surgió la idea del libro?
— Durante la pandemia no podía acudir a archivos y bibliotecas, por lo que consideré interesante dedicar más tiempo a mi colección de artículos de prensa de esa época.

¿La conclusión?
— Era una prensa que recurría sistemáticamente a la mentira hasta llegar a presentar un mundo totalmente imaginario. Desaparecieron las entrevistas y los reportajes, y la mayoría de los contenidos se concentró en los artículos de opinión y en las noticias, muchas de ellas falsas. En octubre de 1936 llegaron a decir que Madrid había sido ocupada. Madrid no sería ocupada hasta marzo de 1939. No hubo rectificaciones ni se pidieron disculpas.

Y nadie iba a pedir explicaciones.
— La represión era fortísima y los que no eran directamente reprimidos captaron el mensaje. El adoctrinamiento católico y patriota era espantoso y escandaloso. Se pasó de prensa a panfleto, de manera permanente.

¿En su libro se ha fijado únicamente en esas noticias y artículos de opinión?
— Lo he mirado todo, incluso la publicidad. Y en cuanto a las noticias, he estudiado las publicadas y también las no publicadas, es decir, los silencios.

¿Por ejemplo?
— El asesinato en Porto Cristo del periodista francés Guy de Traversay, que vino con las tropas de Bayo como reportero de guerra. Lo mataron y quemaron su cuerpo. George Bernanos vio el cadáver. Fue en agosto de 1936 y no se dijo absolutamente nada. Otro ejemplo es el llamado Complot de na Morlanda, en el que se tendió una trampa para atrapar a presuntos rojos del propio bando nacional. La trampa consistió en extender el rumor de que en Palma iba a haber un levantamiento republicano y se convocó una falsa reunión en Manacor para, supuestamente, tratar esta cuestión. A medida que los interesados iban llegando a la reunión fueron detenidos. Más de cien personas fueron detenidas, incluso gente que no acudió al falso encuentro. El fiscal pidió una sola pena de muerte. Pero el tribunal dictó trece penas de muerte. Franco indultó a tres de ellos y diez hombres fueron ejecutados en Illetes, de los que cinco eran manacorins.

¿Y la prensa tampoco dijo nada, aunque fuera como aviso a los demás?
— La prensa no dijo nada, aunque en Manacor se sabía lo que había pasado. No se dijo nada porque una parte de los nacionales era perfectamente consciente de la crueldad y de los excesos aplicados en este caso.

¿La prensa de Manacor se diferenció de la del resto del bando nacional?
— La prensa de Manacor fue muy representativa de la prensa nacional de aquel momento. En sus artículos de opinión y noticias llegó a ser delirante, repetidamente aduladora de la figura de Franco, supremacista, sexista y misógina, reflejando el concepto de una mujer limitada a sus tareas domésticas.

Pese a ese tipo dominante de prensa, ¿todos los articulistas eran del mismo estilo?
— Definiría cuatro grupos: falangistas, militares africanistas, clérigos –en Manacor, básicamente dominicos– y republicanos conversos que tenían que demostrar que habían visto la luz. El jefe de Propaganda de Falange en Manacor, Francisco Darder, sólo tenía 16 años y llegó a describir tantos derribos de aviones republicanos que, si hubieran sido ciertos, la fuerza aérea roja habría sido enorme. Hubo artículos que eran una advertencia a los propios nacionales, en el sentido de pedir una mayor implicación, un mayor entusiasmo y más contribuciones económicas.

¿Y el elemento ultracatólico?
— Se llegó a atribuir la victoria sobre las tropas de Bayo al Sant Crist de Manacor e incluso se pidió que fuese nombrado capitán general, como la Virgen del Pilar. Fuera de la prensa de Manacor, no hay que olvidar que el Conde Rossi hizo venir de Italia un equipo de filmación, al estilo del NO-DO español, para simular la toma de Porto Cristo cuando ésta ya se había producido.