Muestreando Halimeda incrassata. | Fiona Tomas

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La praderas marinas de Baleares tienen un nuevo peligro a la vista. Un grupo de científicos del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, Imedea (CSIC-UIB), han detectado que la presencia en Cabrera de un alga invasora conlleva la disminución de la transferencia de carbono y energía y el potencial de secuestro de carbono, con consecuencias sobre el cambio climático. Los investigadores han identificado distintos impactos del alga invasora Halimeda incrassata, al invadir praderas de la fanerógama marina Cymodocea nodosa, con efectos negativos como la reducción de la transferencia de carbono y energía a niveles tróficos superiores y, a su vez, su potencial en el secuestro de carbono azul en su forma disuelta, según la institución por la preservación de la biodiversidad este martes en un comunicado. Este tipo de alga invasora se ha detectado en aguas de Mallorca, representando el punto 0 de invasión de esta especie tropical dentro del Mar Mediterráneo.

Sin embargo, también se encuentran efectos positivos a nivel de ecosistema, particularmente incrementando la diversidad y abundancia de individuos de las comunidades de epifauna. Los resultados de la investigación se han publicado recientemente en las revistas Science of The Total Environment y Frontiers in Marine Science. El grupo de investigación, liderado por Fiona Tomas, junto con colaboradores de la Universidad de Cádiz (UCA) y del Centro Oceanográfico de Málaga (IEO-CSIC), detectaron la presencia de esta especie en el Parque Nacional de Cabrera en 2016, y han observado que, además de colonizar inicialmente fondos de arena, esta especia ahora también invade praderas de la fanerógama marina Cymodocea nodosa. Asimismo, han detectado que esta alga invasora puede alterar distintos aspectos del ecosistema cuando invade dichas praderas marinas.

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Según explican los expertos, al tratarse de una especie estructurante generadora de hábitat, se han observado cambios en las comunidades de pequeños invertebrados que viven asociados a las praderas invadidas, y que son una importante fuente de alimento para depredadores como los peces. «Al ofrecer una nueva estructura tridimensional adicional a la que proporcionan las plantas de Cymodocea nodosa, la presencia de esta alga favorece un aumento en la diversidad y abundancia de las comunidades epifaunales, principalmente en grupos como los anfípodos, poliquetos y copépodos, lo cual puede tener importantes consecuencias para las redes tróficas asociadas», explica Tomas.

Los resultados mostraron que las praderas de la especie de planta nativa son mucho más productivas que las praderas del alga invasora. «Particularmente, se ha observado que C. nodosa exporta cantidades significantes de DOC recalcitrante, el cual, es difícil de degradar y, por lo tanto, es un vector importante a tener en cuenta en las estrategias de mitigación del cambio climático. En cambio, el alga invasora produce mucho menos DOC, siendo la mayoría lábil», destaca Tomas.