Javier Cortés, fotografiado este lunes en su domicilio de Palma. | Teresa Ayuga

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Javier Cortés, secretario general de la Reial Acadèmia de Medicina de les Illes Balears, participará en la charla-coloquio La información en salud, la necesaria calidad, organizada por el Club Ultima Hora y la propia Reial Acadèmia de Medicina. Tendrá lugar el martes 13 de septiembre, a las 19.30 horas, en la sede de la academia, en la calle Can Campaner, 4, de Palma y se podrá seguir en directo en aquí. Acompañará a Javier Cortés la escritora y periodista Elvira Lindo.

Para muchos, la salud es lo más importante. Por tanto, la información sobre la salud debe de ser fundamental.
— Hace años, coordiné un grupo europeo de investigación y publicamos un trabajo sobre esta cuestión centrado en mujeres. Encuestamos a 6.000 mujeres de España, Bélgica y Dinamarca de entre 15 y 60 años de edad. Ante un problema de salud, el 70 % consultaba con Google; el 20 %, con familiares, amigos o vecinos, y sólo el 10    % restante lo hacía con médicos. Son datos alarmantes. Sólo fomentando la calidad de la información se pueden tomar las mejores medidas y decisiones sobre la propia salud.

Cuestiona la información que aparece en internet y las redes sociales.
— En internet y las redes sociales podemos encontrar informaciones de calidad y adecuadas, pero en su inmensa mayoría no lo son. Las redes sociales son un charco de fango para la información sobre la salud.

Por ejemplo, en la información que aparece en internet sobre la vacuna del papiloma humano, en los primeros lugares no aparecen ni la Organización Mundial de la Salud ni la Sociedad Española de Ginecología. Todo esto es muy preocupante. Desde luego, los primeros lugares en las posibles descargas no son nada satisfactorios y las páginas de calidad no son los más visitadas.

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¿La COVID ha supuesto un punto de inflexión en la información sobre la salud?
— Ha habido de todo. La información aportada por la Conselleria de Salut y el Ministerio de Sanidad ha sido de mucha calidad, pero nos hemos encontrado con los antivacunas, con figuras populares como Miguel Bosé, que, desgraciadamente, han tenido un impacto muy importante. En cualquier caso, la COVID ha supuesto una mejora de la información oficial y de calidad dirigida a la población.

¿Cuándo habla de información también se refiere a la que reciben los sanitarios?
— Por supuesto. Hay que mejorar la accesibilidad del personal sanitario a la información sobre la salud, cuya consulta debe estar incluida en la formación continuada de estos profesionales. A partir de aquí, y con los filtros adecuados, esa información debe llegar a la población en general.

Información de calidad para la población, pero también hay que saber gestionarla. Hay gente que se alarma leyendo un prospecto.
— Sí, hay que hacer llegar una información de calidad, pero también hay que educar sanitariamente a la población, sobre todo a los más jóvenes en hábitos de vida saludables. Hay una línea de trabajo en ese sentido con la Conselleria de Salut y la Conselleria d’Educació en colegios e institutos. Por ejemplo, los niveles de obesidad infantil en Occidente y en España son de pandemia.

¿Intervienen las clases sociales en el acceso a la información?
— Pondré un ejemplo. Entre barrios de Barcelona hay diferencias de hasta 9 años en la esperanza de vida. En la salud interviene el código genético, pero también el código postal.