Las personas que viven solas tienen que asumir más gastos. | drazen_zigic

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Vivir solo es muy caro y la inflación está asfixiando a las personas que han optado por esta opción, ya que se puede decir que al no poder compartir gastos el incremento de precios les está afectando el doble. La inflación cerró el pasado mes de julio en el 10,3 % en Baleares, por lo que los ciudadanos disponen de esta cantidad menos para gastar. En las Islas hay 111.900 residentes que viven solos (según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas fechados a 1 de enero de 2020), lo que representa un 9,93 % del total.

Luis García Langa, director de Corredordefondos.com, sostiene que «a las personas que viven solas siempre les sale más caro que hacerlo en familia y con la inflación actual los gastos se disparan, especialmente teniendo en cuenta que lo que más ha subido podría ser lo que más les perjudica. Tres ejemplos claros son la gasolina, la luz y los alimentos perecederos que, precisamente son los que más se han incrementado estos últimos meses. Asimilando a las personas con las empresas, cuando se unen dos individuos para formar una pareja conviviente es similar a lo que pasa cuando se fusionan dos empresas: se producen sinergias que reducen costes y dónde más se nota es en los tres comentados».

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Langa pone como ejemplo que «una familia puede ahorrar mucha gasolina aprovechando trayectos.
La luz es todavía más obvio: si una pareja está en su sala de estar mirando la televisión -que por cierto paga solo una licencia de la plataforma en cuestión-, se ahorra la mitad de luz, de aire acondicionado o calefacción... Igual pasa con el consumo energético de cocinar: se gasta casi el mismo gas en hacer una sopa para una persona que para dos, con lo que el coste se reparte. Por último, los alimentos perecederos también se ven afectados: ofertas de 3x2 ó de grandes envases son difícilmente aprovechables por una sola persona; que en muchos casos lo intentará, el resultado es peor: además de gastar, se tira el alimento». Además, advierte que «a los baleares nos puede afectar indirectamente más por costes de estos productos asociados a la insularidad, pero también tiene repercusión en los desplazamientos fuera de la Isla: alquilar coche o reservar habitaciones de hotel recae en una única persona, mientras que si es parte de una familia, el coste se reparte».

En términos similares se expresa Pau A. Monserrat, miembro del CES, profesor de la UIB y economista de FuturFinances.com. «Vivir solo significa hacer frente a los gastos de alquiler o compra de un inmueble, así como los gastos de mantenimiento e impuestos asociados. Dado que no hay en nuestras Islas inmuebles pequeños adaptados al bolsillo de una sola persona, el coste de alquilar o comprar una casa que asume un individuo, nunca es la mitad de lo que asumiría una pareja por un inmueble más grande. De hecho, en una vivienda que vive una persona, pueden perfectamente hacerlo dos y los gastos prácticamente son los mismos», declara. A su modo de ver, «para comprar una vivienda o alquilarla, para pagar los suministros, gastos relacionados con el hogar e impuestos relacionados, vivir en pareja siempre es más interesante desde un punto de vista económico que afrontar estos gastos en solitario; mucho más en tiempos inflacionarios».

En relación a esto, el catedrático de Geografía Humana de la UIB, Pere Salvà, pone de manifiesto que «el incremento de los gastos hará que haya más residentes en las Islas que se vayan a vivir a pisos compartidos, especialmente si no tienen hijos o parejas». Por tanto, avanza que «la opción pasará por buscar alquileres compartidos para dividir gastos». Salvà también comparte que las personas que residen solas, también conocidas como 'singles', tienen que hacer frente a más gastos, algo que se ve incrementado con una inflación tan elevada como la que tenemos actualmente.