La industria cervecera se encuentra en una mejora constante para racionalizar el consumo de agua. | Reuters

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El agua es el elemento primigenio, fundamental para la vida, y su presencia también es indispensable para elaborar cerveza. Desde antiguo cerca de los manantiales se instalaban obradores de cerveza, que aprovechaban la pureza del líquido para obtener el preciado producto. Dependiendo de rasgos como la potabilidad del agua, su pH o su dureza, la cerveza creada tendría unas propiedades y características u otras.

Sobre la relación entre el agua y la cerveza, y la posibilidad que la escasez de lluvias llegue a suponer un problema para los fabricantes, conviene tener en cuenta algunos datos. Para empezar debemos diferenciar entre la producción industrial de cerveza y la artesanal. Sus métodos son divergentes y, en consecuencia, los resultados también lo son. En lo que respecta a los grandes productores de cerveza, desde Estrella Galicia manifiestan que «actualmente se estima que para producir 1 litro de cerveza en una fábrica moderna se consumen entre 3 y 5 litros de agua. Esa cantidad es la necesaria tanto para la elaboración de la bebida como para la limpieza del equipo usado en la fabricación. En los últimos años este consumo se ha reducido drásticamente y en la actualidad la industria cervecera se encuentra inmersa en la mejora constante de sus instalaciones y métodos de producción para reducir el consumo de agua», a menudo a través de procesos industriales automatizados.

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En la producción se encuadra también la limpieza, según algunas fuentes consultadas una fase del proceso en la que se gasta una parte importante de agua en las fábricas industriales con líneas de cerveza larguísimas, que deben limpiarse convenientemente al terminar la jornada. No obstante, los datos muestran como los pequeños productores presentan balances de aprovechamiento hídrico más óptimos. Así Guillem Coll, de Sullerica, afirma que de los dos mil litros de agua que utilizan cada semana, tanto en la elaboración de la cerveza como en la limpieza, obtienen mil litros de birra con aire de la Serra de Tramuntana.

Para acabar de componer una mirada general resulta útil repasar el último informe de Cerveceros de España, donde se resalta que en 2020 nuestro país ocupó el tercer puesto en cuanto a producción de cerveza en Europa, con 34,69 millones de hectolitros, solo superado por Alemania y Polonia. Un objetivo fundamental que se fijan los grandes productores es reducir la huella hidráulica de su producto; así ponen el foco no tanto en el gasto de agua que invierten en la fabricación de cerveza sino en cuánta agua comporta la producción de los distintos ingredientes utilizados en la fabricación de la bebida. Para el cultivo en los campos de la cebada y el lúpulo necesarios para dar lugar a un litro de cerveza se necesitan aproximadamente 155 litros de agua, según The World Wildlife Fund (WWF), una cifra que las principales marcas cerveceras ya se han comprometido a mitigar.