En el Mediterráneo el atún rojo ya no se pesca, se cosecha. Un 90% de la cuota de pesca acordada por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) termina en las cerca de 20 granjas de esos túnidos. | Efe

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Las aguas de Baleares constituyen uno de las hábitats esenciales para el atún rojo. El Mediterráneo es una de las principales zonas de reproducción y, por tanto, uno de los lugares donde tiene lugar su desarrollo larvario. Una zona repleta de riqueza para el ecosistema marino que se ha convertido en el epicentro de una discutible práctica de los barcos de cerco en la costa de Mallorca. Los descartes de atunes rojos que son devueltos al mar muertos no cesan por parte de las grandes empresas pesqueras procedentes de la Península y el sur de Francia. Una práctica ilegal que supone echar por tierra todos los esfuerzos para conseguir una pesca sostenible que mantenga unos ecosistemas sanos y que necesitan de depredadores para mantener su equilibrio.

Asistimos a una mala praxis que mantiene en vilo a las instituciones autonómicas y a los ecologistas. Aniol Esteban, director de la Fundación Marilles, asegura que la principal hipótesis es que el origen del problema está en las empresas que pescan y transportan atunes vivos desde aguas baleares a la península para ser engordados en granjas marinas. «Durante el trayecto, hay atunes que mueren por estrés, y para que no cuenten en la cuota máxima de atún que pueden pescar, los echan al fondo del mar», explica. En la misma línea, desde Conselleria de Pesca i Agricultura se muestran «preocupados» por la proliferación de estas fraudulentas prácticas. «Sospechamos que los descartes proceden de los barcos cerqueros, pero no sabemos exactamente qué está pasando. Es un tema que nos preocupa, ya que es muy grave y genera mucho desperdicio y pone en peligro la seguridad a bordo», afirma Joan Mercant, director general de Pesca i Medi Marí.

Los ejemplares de atún muertos son de grandes dimensiones, lo que provoca que su proceso de descomposición sea muy lento. Estos descartes suelen acabar en las redes de arrastre, perjudicando sus capturas y provocando daños a los artefactos de pesca. «Los arrojan al mar para que no les cuenten en su cuota de pesca y volver a capturar otros más pequeños y vivos a los que le puedan sacar un mayor rendimiento económico. Es un gran desperdicio y tiene un impacto económico enorme sobre la flota de arrastre balear», lamenta Esteban. Mercant añade que los pescadores artesanos de la isla pueden llegar a perder «todo un día de trabajo» a causa de estas malas prácticas que, además, les ocasionan pérdidas a las que no pueden hacer frente. «Si los barcos artesanales de Baleares tuviesen más cuota para pescar el agravio sería menor», reclama el técnico.

Esta ilegalidad ha causado la pérdida de la captura total de muchos pescadores artesanos de la isla. La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT por sus siglas en inglés) es el organismo internacional cuyo objetivo es investigar las especies de atunes dentro del mar Atlántico y los mares adyacentes, como el Mediterráneo, así como evitar el fin de estas especies por la sobrepesca y las capturas ilegales. Este organismo, junto con el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, fijan el sistema de gestión y reparto de las cuotas de pesca.

Marilles recuerda el papel que juega la pesca artesanal en las costas de Baleares puesto que es la que genera un menor impacto en el ecosistema. Sin embargo, este tipo de pescadores se ven discriminados ante el reparto de cuotas. «Trabajamos para un reparto justo de las cuotas de pesca, en las que Baleares necesita tener más, además, exigimos el cumplimiento de la normativa. Es necesario acabar con la ilegalidades y mejorar el reparto», reclama Esteban. Y añade: «A las islas nos llegan las miajas, mientras que estos peces se reproducen en nuestro mar. El pescador artesanal genera más beneficio y es más sostenible que un arquero». En esta línea, la Conselleria de Pesca insta al Ministerio a que «tomen cartas en el asunto y pongan las medidas necesarias para investigar que está pasando» en el Canal de Ibiza y Mallorca. «Insistimos en que hay que poner coto para parar esta sangría», reclama Mercant.

EIVISSA. PESCA ILEGAL. El Consell dÂ'Eivissa denuncia «prácticas ilegales» en la pesca del atún rojo
Uno de los barcos de pesca de atún rojo.

Estas prácticas ilegales se habían detectado en años anteriores puntualmente, aunque ahora se han vuelto frecuentes y se han extendido a las costa cercanas a Mallorca, con el perjuicio que supone para la sobreexplotación del atún y las pérdidas para las embarcaciones de pesca de arrastre. En Baleares se dedican a esta especie un total de 113 embarcaciones artesanales de las que 69 tienen su base en Mallorca, 24 en Menorca, 14 en Eivissa y 6 en Formentera. Todas ellas tienen asignada una cuota de capturas de tan solo 59,4 toneladas, una cuarta parte de las más de 212 toneladas que corresponden a uno solo de los seis cerqueros españoles que operan en estas aguas.

El apunte

El atún rojo en el Mediterráneo: una historia de éxito

Las abundancias larvarias de atún rojo presentaron valores mínimos en la primera década del 2000 y un incremento paulatino desde el 2010, en concordancia con las tendencias detectadas por las pesquerías de individuos adultos en el Atlántico. Estos incrementos coinciden con medidas previas de restricción de tallas mínimas y de capturas totales impuestas por la ICCAT en el programa de recuperación de la especie.

La importancia de estos índices ha sido especialmente relevante en el proceso de monitorización de la recuperación del atún rojo, que alcanzó en 2011 los niveles más bajos en biomasa de reproductores de la historia, colocando a esta especie cerca del colapso, y que ha ido recuperándose paulatinamente a lo largo de la última década. En base a esta recuperación, las cuotas de pesca de atún rojo concedidas a España han pasado de 2.504 toneladas en 2014 a 6.107 en 2020. El incremento de las cuotas ha permitido a la flota artesanal de las Islas Baleares obtener desde 2018 una cuota de captura e iniciar un nuevo programa de pesca dirigido por la Federació Balear de Confraries de Pescadors.