Vista actual del puente y la piscina del hotel que serán demolidas | miquel a. canellas

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La obra de reforma del Passeig Marítim a cargo de la Autoritat Portuària de Balears, que se ha presentado este miércoles, supondrá la desaparición de la emblemática piscina del antiguo Hotel Mediterráneo. Palma perderá así un elemento más de su época más glamurosa del turismo de prestigio internacional. Esta piscina se construyó con el paseo marítimo original de Gabriel Roca, en la década de los años 50, con la finalidad de que los huéspedes pudieran seguir disfrutando del baño, como ocurría antes de su trazado, desde un antiguo acceso a las rocas.

Entonces se construyó también el icónico puente, que cruza la calzada y que se salvo ‘in extremis’ años atrás, a punto de ser retirado. Ambos forman parte de la imagen de Palma y así aparecieron en diversas películas rodadas en Mallorca. Se da la circunstancia de que el edificio del antiguo Hotel Mediterráneo, reconvertido en pisos de lujo tras su cierre en 1975, está catalogado, pero por lo visto no así su piscina y puente de acceso, pese a formar parte indisoluble de su propia historia. En la actualidad acoge el Social Club, la discoteca más elegante del Passeig Marítim, y una de las pocas supervivientes tras el cierre de Tito’s y Pacha.

Hotel Mediterráneo
Imagen de la piscina del hotel, realizada por Planas Montanya.
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La imagen del antiguo Hotel Mediterráneo está asociada a una época particularmente interesante para Mallorca, anterior al turismo de masas y relacionada a una clientela que acogía celebridades del mundo del cine, como Ava Gardner, George Sanders, o Anthony Quinn. Antiguamente, en su emplazamiento se levantaba la villa de Can Barra d’Or, que fue reconvertida en hotel en 1923 tras ser adquirida por la empresa propietaria del también desaparecido Hotel Alhambra.

Social Club. En la actualidad acoge la discoteca Social Club que mantiene el carácter original y es un referente de elegancia en la noche palmesana tras el cierre de Tito’s y Pacha. Fotos:G.ALOMAR

Erigido sobre el acantilado de El Terreno y con cierto aire colonial de señorial elegancia, vecino de la célebre plaza Gomila, fue adquirido por Ramón Tarragó en 1944, que lo amplió en 1952 según un proyecto del arquitecto Ponsetti. Fue entonces cuando también se construyó la célebre piscina que fue plató de diversas películas rodadas durante los años 50 (Un trono para Christie y Vacaciones en Mallorca, ambas de 1959) entre otras, que proyectaron la imagen turística de la Isla. Todo un símbolo de lo que debería haber sido siempre la marca Mallorca, destinado ahora tras su inclemente demolición a ser un recuerdo más del mejor tiempo pretérito.