Afectaciones en los planes de vuelo de miles de pasajeros en todo el país. | Efe

TW
0

Ryanair ha cancelado este miércoles hasta las 9.00 horas un vuelo y ha registrado seis retrasos en el aeropuerto de Palma debido a la huelga de tripulantes de cabina de pasajeros (TPC). Se trata de la segunda jornada de huelga de un total de 12 convocadas por USO y Sitcpla para forzar a la aerolínea a volver a negociar un convenio colectivo. Los sindicatos ya convocaron otras seis jornadas a finales de junio.

El aeropuerto más afectado es el de Barcelona, con seis cancelaciones de vuelos hasta las 13.00 horas, a partes iguales entre salidas y llegadas de aeronaves, así como 29 retrasos. Según ha informado el sindicato USO, uno de los convocantes del paro, los retrasos afectan a 14 vuelos de salida y a 15 de llegada en El Prat, mientras que en el aeropuerto de Girona, donde también opera Ryanair, se han registrado un retraso de salida y tres de entrada. En la jornada de huelga de este martes, cuando arrancó la nueva tanda de paros convocados por los sindicatos para reclamar mejores condiciones laborales, se registraron 10 cancelaciones de vuelos en El Prat hasta las 19.00 horas, así como 55 retrasos.

En concreto, USO y Sitcpla han anunciado ahora paros para los días 12, 13, 14, 15, 18, 19, 20, 21, 25, 26, 27 y 28 de julio en los diez aeropuertos españoles donde opera Ryanair -Madrid, Málaga, Sevilla, Alicante, Valencia, Barcelona, Girona, Santiago de Compostela, Ibiza y Palma de Mallorca-. La primera ola de paros, que tuvo lugar durante seis días de finales de junio a principios de julio, provocó hasta 215 vuelos cancelados y 1.255 retrasos en toda España, según la información de los sindicatos.

Las centrales sindicales se han quejado de que la empresa sigue sin escuchar a los trabajadores y de que no se ha sentado a negociar un convenio bajo la legislación española, motivo por el que mantienen los paros. Los sindicatos han denunciado que la aerolínea de bajo coste opta siempre por elevar al máximo los servicios mínimos para «desactivar» la convocatoria de paros, aunque comete «errores administrativos» que dejan margen a algunos trabajadores para ir a la huelga.