Son Gotleu fue uno de los barrios con mayor transmisión del virus. Entre las conclusiones las investigadoras han hallado que sus habitantes tenían poco conocimiento de la enfermedad. | M. À. Cañellas

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La pandemia ha convertido en estructural y permanente la vulnerabilidad económica prepandemia de las mujeres migrantes en situación irregular en Mallorca y que, en algunos casos, ya vivían en «contextos de opresión», según un estudio de la Universitat de les Illes Balears (UIB). Se trata de una de las principales conclusiones del estudio Veus de dones: projecte participatiu amb perspectiva de gènere per a l'anàlisi i priorització d'impactes generats per la crisi de la Covid-19 en dones en situació migratoria irregular a Mallorca, que ha explicado en rueda de prensa su coordinadora Margalida Miró.

La Oficina de Cooperació de la Universitat de les Illes Balears (UIB) ha presentado este martes tres estudios sobre el impacto social de la Covid-19 en las mujeres migrantes en Mallorca, las mujeres migrantes que viven en el barrio de Son Gotleu (Palma) y la calidad de vida de los menores usuarios de pedagogía hospitalaria. Respecto al primer caso, Miró ha explicado que en mujeres que ya vivían antes del estallido de la pandemia en «contextos de opresión», la Covid-19 supuso un «shock» que ha prolongado hasta la actualidad su situación de precariedad.

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Se da el caso, ha añadido, de mujeres que han tenido que volver a sus países porque ya no pueden afrontar su escenario de vulnerabilidad o que, en casos extremos, se han visto abocadas a la explotación sexual. Por su parte, el estudio Investigació sobre els efectes sociosanitaris de la Covid-19 entre la problació migrant: l'exemple de Son Gotleu ha analizado las experiencias de las mujeres migrantes que viven en esta barriada de Palma y ha arrojado entre sus principales conclusiones que tenían poco conocimiento de la enfermedad, que los centros de salud eran su punto de referencia y que, además, tenían desconocimiento de las ayudas y prestaciones que tenían a su disposición.

Al mismo tiempo, según ha señalado la investigadora Maria de Lluc Bauzà, el estudio revela las dificultades económicas del colectivo para, por ejemplo, cambiar de mascarilla según las recomendaciones de los expertos, así como la falta de información «clara y adaptada» a cada realidad cultural y lingüística.

El tercer estudio, Covid-19 i pedagogia hospitalària: Solucions inclusives i tecnològiques en temps de confinament, ha desvelado que la calidad de vida de los menores usuarios de la atención hospitalaria mejoró durante el confinamiento. Una de las expertas que ha participado en este estudio, Laia Riera, ha explicado esta conclusión por el hecho de que los niños pacientes con enfermedades crónicas vieron como su situación se «normalizó» cuando sus compañeros también tenían que permanecer aislados y lejos de la escuela.