La afición al senderismo y otras prácticas de mayor riesgo se ha popularizado, pero es muy importante ser prudente al realizar la actividad

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No se puede decir que salir a la montaña sea una moda. La tradición senderista se remonta al siglo pasado, como forma de ocio de las clases altas, que podían permitirse el lujo de dedicar tiempo a esta práctica, véase el Arxiduc. Sobre todo en las últimas décadas, el senderismo y otras actividades de montaña de mayor riesgo se han popularizado, pero también se podría decir que en los últimos años, de alguna manera, se han masificado. Sólo 2020 escapó a esa tendencia, evidentemente por la pandemia.

Quien vive de manera directa este proceso es el Grup de Rescat de Muntanya (GRM) dels Bombers de Mallorca. Su técnico responsable, José Julio Argandoña, explica que «en 2021 batimos el récord de intervenciones, con 229. En 2022 seguro que lo superamos. A 30 de junio habíamos realizado 139 intervenciones, que ya son más que en todo 2015».

El GRM está compuesto por 40 efectivos (8 cabos y 32 bomberos) de los casi 300 que integran los Bombers de Mallorca. Los efectivos del GRM no se dedican exclusivamente a la montaña. Son bomberos que pueden atender cualquier necesidad, pero ellos son los especialistas en rescates de este tipo. Se distribuyen en 24 bomberos en el parque de Sóller y 16 en el de Inca. La tipología de los rescates está dominada claramente por los senderistas que se extravían o sufren daños leves.

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José Julio Argandoña, técnico responsable del GRM. Foto: M.A. CAÑELLAS.

Senderismo

Argandoña señala que «en lo que llevamos de año, el senderismo se lleva el 71,4 % de los rescates. Es la afición montañera menos peligrosa, pero la que más gente practica. Es muy común el senderista que se pierde, busca un paso o una salida, no la encuentra, su entorno es complicado y se asusta. Y se puede dar el caso de que va solo y no tiene cobertura en el móvil. Podemos recibir el aviso de alguien que le está esperando y, al no regresar, se pone en contacto con el 112. Si un senderista se lastima y no va solo, al menos su compañero puede pedir ayuda o buscar cobertura si no la hay». El técnico destaca que «si se va solo, es muy importante decir a alguien cuál es la ruta que se pretende seguir. Si no lo hace y no puede avisar, no vamos a salir a buscarle por toda Mallorca. Será un caso de desaparición y de investigación policial».

Con daños físicos, los motivos más frecuentes de los rescates son los tobillos torcidos, aunque a veces también hay fracturas, y los golpes de calor en verano. Argandoña indica que «en la mayoría de casos, localizamos al senderista y simplemente le ayudamos y acompañamos hasta que pueda ser atendido, pero en otros, con heridas más graves o en lugares de difícil acceso, hay que encamillar o montar tirolinas, y ver si en ese lugar se puede posar el helicóptero de la Guardia Civil si es necesario ese traslado. Los bomberos tenemos nociones, pero no somos sanitarios. El servicio de rescate no está medicalizado y los sanitarios se aproximan todo lo que pueden. Si hay que llevar encamillado al herido, nos turnamos cada pocos minutos. Sólo las camillas oscilan entre 14 y 18 kilos».

Los rescates pueden resultar extremadamente complicados.

En definitiva, el técnico del GRM pone sobre la mesa cinco grandes recomendaciones al salir a la montaña: «En primer lugar, preparar el itinerario, conociendo previamente su nivel de dificultad y los horarios de recorrido. No se puede salir de excursión a las 5 de la tarde. En segundo lugar, equiparse adecuadamente: ropa, calzado, agua y batería en el móvil. La tercera recomendación sería mirar la previsión meteorológica. La cuarta, medir bien nuestras propias posibilidades y no sobrevalorarnos. Y la quinta y última, ya comentada, si se va solo, decir a alguien dónde vamos. No es que no se pueda ir solo de excursión, pero hay que comunicarlo. La vida o la muerte pueden depender de esa mínima comunicación»

El técnico del GRM indica que «ya no sólo estamos saliendo a rescatar a la Serra de Tramuntana o a la de Llevant. Son cada vez más frecuentes las intervenciones en los acantilados de la costa».
Argandoña apunta que «nos hemos encontrado a senderistas que nos han llamado por que, simplemente, estaban cansados. Evidentemente, no estamos para eso. En el otro extremo, hay algún caso de senderista que sí necesita atención y no llama por temor a que se le cobre el servicio, sin saber que no va a tener que pagar nada». Reconoce que «da mucha satisfacción ver la cara que pone un rescatado cuando le encontramos. Muchos nos muestran su agradecimiento».

El apunte

Preparación con pruebas, cursos, prácticas y maniobras

Cada año o cada dos,se ofertan pruebas de habilitación para entrar en el GRM. A partir de aquí se crea un bolsín. Cuando se consigue entrar, se imparte un primer curso básico de 120 horas (tres semanas de 40 horas). Todos los componentes del GRM hacen cada año 8 prácticas (durante los turnos y en el parque o cerca de él) y 8 maniobras (fuera de turno y en entornos de rescate: barrancos, escalada, cavidades y orientación).
Cuando un senderista que necesita ayuda consigue llamar al 112, esa comunicación llega al GRM, la Guardia Civil, los servicios sanitarios y Protecció Civil. Sobre el terreno, todos los servicios se coordinan y, como dice José Julio Argandoña, «todos sumamos».