Loredana Jitaviu, en su restaurante de Magaluf, precintado. | Pere Bota

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Loredana Elena Jitaviu y su marido Mihai Cristi Jitaviu compraron a principios de 2021 –y reformaron– una antigua casa de citas en Magaluf para convertirla en lo que era su sueño: un restaurante de comida casera    donde mezclarían tanto la gastronomía mediterránea como la de su país de origen, Rumanía. La reforma duró más de un año y  han invertido cerca de 200.000 euros. El restaurante se llama El Gordito y su inauguración estaba prevista para el pasado 21 de mayo. Sin embargo, ese mismo día la Policía Local precintó el establecimiento por orden del Ayuntamiento de Calvià. A las puertas de El Gordito también acudieron arquitectos municipales y el administrador de la finca. Se justificaba un «problema de seguridad» por posible derrumbe.

Al parecer, los dos locales de abajo de su restaurante –conforman un mismo negocio de hamburguesería, cerrado– lleva «no sé cuánto tiempo» apuntalado por dentro. Loredana no entiende «por qué nos ocultaron que está mal». Este edificio se construyó en los años 70 y sufre aluminosis. Además, el Ayuntamiento de Calvià ya avisó a la comunidad, en 2015, de que debido a un problema en las tuberías se están «vertiendo aguas fecales» que van al mar, según se lee en el documento municipal que aporta esta mujer.

La zona está apuntalada.

Sin información

Lorenada y su marido no sabían ni que el local de abajo estaba apuntalado ni que el edificio acarreaba tantos problemas. «Nunca escuché nada sobre aluminosis», señala. «Nadie nos ha dicho nada». Ni si quiera el administrador, a quien responsabiliza de conocer todos estos problemas del dueño del local de abajo. De hecho, esta mujer asegura que advirtió meses atrás a la comunidad de diversos problemas del edificio, como es el caso de las tuberías.

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El marido de Loredana señala la entrada de su restaurante El Gordito.

Desde que su restaurante está cerrado, solo han podido acceder en dos ocasiones para proceder a «tirar toda la comida que habíamos comprado para más de mil personas el día de la inauguración». Para su sorpresa, se encontraron en el techo de su cocina un agujero que todavía no le han arreglado. Los vecinos de arriba están arreglado una tubería porque caía agua. «La comunidad aprobó el 26 de mayo una derrama para reforzar las dieciséis viguetas afectadas por aluminosis», asegura Loredana, quien no sabe cuándo podrá reabrir su restaurante.

El apunte

La mujer asegura que el administrador de la finca conocía el caso

Loredana y su marido han mantenido varias conversaciones con el administrador para antes de la apertura de su restaurante. La mujer asegura que este hombre está en contacto con los propietarios de los locales afectados (los de abajo de su restaurante) y, de hecho, están precintados por orden del Ayuntamiento de Calvià. Loredana se siente como «en una película» porque nadie le ha comentado nunca nada de esto.