Vista general de Portocolom. | G. VICENS

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La playa de Portocolom y el Port d'Alcúdia, en Mallorca, han sido castigadas este 2022 con las banderas negras que conceden Ecologistas en Acción y que buscan denunciar la contaminación costera y la mala gestión ambiental. En el informe presentado este martes explican que «otro verano más se mantienen las problemáticas», tras un análisis de los 8.000 kilómetros de costas españolas, en el que se ha adjudicado una bandera negra por contaminación y otra por mala gestión a cada una de las provincias costeras españolas.

Al Port d'Alcúdia se le ha adjudicado la bandera negra por su mala gestión. «El fondeo y permanencia de grandes buques cargueros en la zona II del Port d de d’Alcúdia, está poniendo en riesgo una importante pradera de posidonia oceánica que puebla esta bahía», aseguran desde la asociación ecologista. El informe de los activistas afirma que se han constatado episodios de borneo y garreo de estos buques con varios miles de toneladas de peso muerto durante horas sobre las praderas de posidonia, con un efecto destructivo sobre el bentos y sus hábitats protegidos. «Probablemente, el problema podría solventarse instalando una o dos boyas de fondeo para los pocos cargueros que esperan, lo que evitaría, o limitaría en gran manera el daño», apuntan.

En el caso de Portocolom, han recibido la bandera negra por contaminación. El informe señala que «confluyen en esta emblemática zona, tradicional sitio de veraneo en Mallorca, multitud de problemas, lo que ha determinado una degradación sin precedentes, y una pérdida de la calidad del agua de baño muy grande. No nos estamos refiriendo a los parámetros estrictamente sanitarios, que pueden hallarse dentro de lo admisible. Se trata de unas aguas que, no hace demasiado tiempo, eran transparentes, y sin embargo ahora se caracterizan por su turbidez», señalan.

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«El problema es de gran calado pero hay muchas posibles soluciones o mejoras», añaden. Entre las que proponen controlar la velocidad de los barcos, impedir el acceso de barcos de gran eslora, limitar el número de boyas e impedir el fondeo en zonas de posidonia, frenar el creciente y excesivo desarrollo urbanístico y mejorar la red de saneamiento procurando que todas las casas tengan sus aguas negras conectadas al alcantarillado y no a pozos negros que filtran al mar. Paradójicamente, Portocolom también cuenta con la bandera azul. En Felanitx destacan Cala Ferrera, Cala Marçal, Cala Sa Nau y Portocolom (Platja s'Arenal) con este distintivo, concedido por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), que premia el buen estado de las aguas, el alto nivel de los servicios playeros y la seguridad que ofrecen a los bañistas.

De las 48 banderas que se han asignado en toda España, 14 se han concedido por «vertidos, deficiencias en los sistemas de saneamiento y graves problemas de depuración» y otras 10 corresponden a «la urbanización de la costa que invade el dominio público marítimo-terrestre», las dos causas más abundantes de este año. Por su parte, las «afecciones a la biodiversidad» (5 banderas negras), los «dragados y ampliaciones» (4), «el desarrollo de zonas industriales costeras» (4), la erosión del litoral (3), la acumulación de basuras marinas (3) y otras como la «acuicultura» y la «contaminación química» (4), son las otras causas que han justificado la concesión de banderas negras este año.

El informe destaca que por primera vez se ha otorgado una bandera negra al impacto de las cremas de protección solar, un «importante agente contaminante» en Nerja, (Málaga), debido a la masificación turística en las playas semicerradas de las calas del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. Según los ecologistas, los filtros solares que incorporan las cremas de protección solar pueden contener sustancias como los disruptores endocrinos, que constituyen un «importante» peligro para la biodiversidad marina. Sin embargo, ante estos «atentados ecológicos», surgen «movimientos vecinales» concienciados con la salud de los ecosistemas terrestres, costeros y marinos, «un impulso ante el que las diferentes administraciones hacen oídos sordos», aseguran, por lo que «los cambios apenas son perceptibles».