El doctor Antoni Truyols fue Internista durante 40 años en el General.

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El doctor Antoni Truyols fue internista en el Hospital General durante los 40 años de su carrera profesional, hasta que se jubilara el año pasado. Su vida ha estado vinculada a este centro del que, con el tiempo, se convirtió en un estudioso. Cuando empezó a trabajar allí, el Hospital General, que por entonces se llamaba Provincial y dependía de la Diputación (el ahora Consell de Mallorca), se dedicaba a la beneficencia. «Hasta la llegada de Ernest Lluch, en España no todo el mundo tenía Seguridad Social y ahí veíamos a pacientes penitenciarios, sin techo, personas sin papeles, drogadictos...», explica. Al tocarlo con las manos «cambió totalmente mi concepción de la medicina, que era muy técnica, para pasar a ser algo más humanística». Corría la década de los 80.

Con los años se firmó un convenio para dar apoyo a Son Dureta, que empezó a verse desbordado de pacientes, y el General se convirtió en un «hospital de referencia para toda la población de Ponent», rememora. «Se hicieron reformas y se crearon servicios». Fue un centro pluripatológico hasta que se inauguró Son Llàtzer. «Los médicos que quisieron pudieron trasladarse allí y los que nos quedamos empezamos con un nuevo programa sociosanitario», apunta el doctor Truyols. «Nos formaron en Catalunya en cuidados paliativos, que por entonces aquí no era posible, también en ictus, ortogeriatría... Se crearon las cuatro unidades que todavía están vigentes», añade.

Durante esta entrevista, el doctor Truyols incide a menudo en su pasión por las Humanidades. «Los hay que sólo van a trabajar, pero yo, tras muchos años de que me contaran cosas, me puse a buscar los orígenes del hospital», explica. Y así fue cómo empezó a documentarse sobre su historia. Para ello se remonta a la conquista del Regne de Mallorca por parte del rey Jaume I, cuando «no había hospitales, sino medicina musulmana, y cada orden religiosa empezó a crear la suya», relata. «No eran como ahora, sino que eran hospicios que acogían a gente sin recursos, porque a quienes sí tenían se les atendía en casa». Según la documentación del doctor Truyols, el padre Bartomeu Catany, que ya había fundado el Convent de Jesús (donde está ahora el Psiquiátrico) se encargaría de unificar servicios sanitarios para mejorar su eficiencia en el General, que se fundó en 1456. «El hospital se hizo en una colina extramuros, debía ser un lugar elevado, aireado. Se ubicó en unos terrenos cedidos (solar y casas) por Miquel Vell y los hermanos Rubí», expone, aunque todavía no tendría una farmacia como se la conoce.

Y es que «en el medievo no había farmacias sino boticas, tiendas donde se vendía de todo y también se hacían pócimas», comenta. «La incorporación de los farmacéuticos fue la más tardía. Hasta el 12 de diciembre de 1514 no se documenta que hubiera uno trabajando en el Hospital General», añade.
No fue hasta después de 1500 cuando las purgas y sangrías empezaron a sustituirse, o complementarse, con productos químicos farmacéuticos como los que todavía hoy pueden verse en esta farmacia hospitalaria. Sus estantes, dice Truyols, «son patrimonio cultural». Se elaboraban fórmulas magistrales que en aquella época se pensaba que, con base empírica, podían curar o aliviar enfermedades. «Y las había que funcionaban, aunque no sabían las concentraciones», aclara.