La afluencia turística en las últimas semanas en Mallorca ha superado todas las previsiones de todos los colectivos del transporte, en el que taxistas y autocares turísticos son los grandes afectados por la falta de conductores.  | Jaume Morey

TW
68

Las quejas son generalizadas en Palma y en las zonas turísticas de Mallorca porque desde el inicio de la temporada, por la gran afluencia turística, la contratación de un servicio de taxi se convierte, en muchas ocasiones, en un imposible. Las patronales del taxi de CAEB y PIMEM argumentan que están desbordados y cargan, al mismo tiempo, contra los ayuntamientos por la estricta regulación que tienen que cumplir y que mediatiza su actividad profesional.

Muchos clientes denuncian que se tarda más de media hora en poder tomar un taxi y que tienen que llamar a varias emisoras para asegurarse un servicio, aunque en algunas ocasiones tienen que desistir y llamar a familiares o amigos para poder ir al aeropuerto. El presidente de la presidente de la Asociación de Autónomos del Taxi de Mallorca, Biel Moragues, afirma que todas las infraestructuras de transporte en la Islas «están desbordadas». Añade que en estos momentos «padecemos una grave falta de trabajadores en todo el sector turístico y el Ajuntament de Palma dificulta con exámenes, cada vez más difíciles, el acceso al carnet de taxista y no mejora, por su parte, el servicio de la EMT en verano». Considera que esta situación no se había vivido nunca antes «por lo que estamos en una concatenación de problemas que afecta a los taxistas y repercute luego en los clientes».

Antoni Bauçà, presidente de la Agrupación Empresarial del Auto-Taxi y Auto-turismo de Balears, englobada en la FEBT y CAEB, acusa a Cort de «haber restringido de seis a dos las convocatorias para acceder al permiso municipal de licencia de taxi, lo que provoca una distorsión en los momentos de mayor la actividad profesional como sucede en estos momentos». Esta falta de nuevas licencias es lo que provoca que no se puedan hacer las rotaciones en los taxis para ampliar su horario de trabajo, de ahí que esta situación repercute en la programación de servicios en Palma y en las zonas turísticas.

Bauçà explica que «estamos excesivamente regulados por el Ajuntament y ello provoca una desabastecimiento de nuestro servicio en Palma». Además, señala que Cort «nos prohíbe nueve días al mes cubrir servicios en las zonas de alta demanda, como son el puerto, aeropuerto y la Platja de Palma con el fin de centrarnos en Palma». El problema que esto conlleva es que muchos profesionales aprovechen estos días para descansar. Ambas patronales reconocen que la situación es muy complicada y piden a las administraciones que tomen nota de lo que sucede «más aún cuando estamos ahora al principio de la temporada de verano». Señalan que  durante todo el verano «se vivirá esta situación hasta que no haya un cambio de regulación municipal en Palma y resto de ayuntamientos».

Moragues enfatiza: «Nosotros siempre somos la cabeza de turco. La gente se queja de que no ha podido coger un bus y que por eso ha tenido que coger un taxi, pero sólo cuenta que faltan taxis porque no ha podido tenerlo enseguida. Esto enmascara un grave problema de la EMT y de todas las infraestructuras viarias en la Isla». Los taxistas se quejan de que la saturación en las calles de Palma y carreteras de la Isla «provoca atascos que ralentiza nuestra actividad más de media hora, que es lo que provoca el retraso para acudir a las llamadas que recibimos de nuestras emisoras». Ambas patronales coinciden en que se necesita el doble de licencias de conductores para evitar el desabastecimiento.

Punto de vista
Germà Ventayol

Demasiado ya es excesivo

Germà Ventayol

Esta temporada estamos que lo petamos, lo cual también significa problemas serios. Y es que el éxito también se tiene que gestionar de una manera adecuada, y claro, conseguir un taxi no resulta sencillo en momentos como los actuales. Insisto en que la gran demanda ante Madrid de Balears no debería ser otra que poder controlar el flujo de turistas, y el método más sencillo es poder fijar las entradas y salidas de barcos y aviones. Sin esta competencia nuestro futuro queda comprometido por la voracidad del Estado.