Marta Rotger, madre donante, con su hijo Lluc.  | T.AYUGA /M. CAÑELLAS /JAVIER RODRÍGUEZ

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Eric nació el 8 de mayo con tan solo 27 semanas. Sus padres, Virginia y Cristian, afrontan esta situación con preocupación. Se desplazan desde Alcúdia al Hospital Son Espases cada día. Eric es un niño prematuro conectado a vías y necesita una máscara de respiración. El papel de la leche materna y la ayuda de las madres donantes son esenciales para alimentar a    bebés como él.

«Las mujeres son muy generosas porque sacarse leche, cada tantas horas, es un trabajazo. No sabía ni siquiera que hubiera este servicio en Palma, ni nunca me había planteado donar. De hecho,    mi intención era darle biberón», explica la madre de Eric, Virginia García, de 41 años, y también madre receptora.

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Danna Selena sostiene al pequeño Kim, en el Banco de Sangre y Tejidos, en Palma.

Eric pesó 1,2 kilos y midió 39 centímetros. Se alimenta a diario de leche procedente del laboratorio que le suministran a través de una vía. Esta alimentación se combina con la poca leche que su madre se saca en su casa. Virginia explica que tarda un cuarto de hora para la extracción de cada pecho y dice que «acudí a la leche de una donante porque yo no tengo mucha. El hecho de que no pueda darle de mamar, y tenga que extraérmela, no estimula lo mismo». El Banco de Leche Materna alimentó durante 2021 a un total de 137 prematuros. Es la cifra más alta desde que se tienen datos y 72 mujeres pudieron dar unos 430 litros. Son las mujeres que han decidido compartir su leche materna para otros bebés que lo necesiten. Y ellos son como hermanos de leche. La Unidad, que depende del Banco de Tejidos de Balears, suministró unos 350 litros a 137 bebés prematuros en las Islas.

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VirginiaGarcía, madre de un prematuro.

Porque detrás de esas cifras hay mujeres como Marta Rotger, de 31 años. Es madre de Cati, de dos años y medio, y Lluc, de tan solo tres meses. Pero también madre de leche de otros bebés desde que decidió, hace unos meses, ser donante. «Yo ya tenía la idea de ser donante con mi primera hija, pero llegué tarde, así que con el segundo sí doné», confiesa. Su decisión no le impide seguir dando el pecho a Lluc, incluso reivindica que se eliminen «los mitos sobre la lactancia». «Hay muchas madres que dicen tener miedo de quedarse sin leche si donan. Pero no. Una debe conocer que su cuerpo está preparado para producir la leche que sea necesaria. Otras me han llegado a decir que si tomas refrescos con gas o según qué comidas lo transmites al bebé». Marta es hija de una generación donde «las madres daban biberón. La mía, por ejemplo, no tuvo la ayuda o asesoría necesaria donde informarse», dice. En su casa, se extrae leche sobre todo por las mañanas. «Es una satisfacción muy grande ser donante. Como madre, quieres lo mejor para tu hijo, y me imagino esas madres de niños prematuros que deben pasar por una situación no deseable».

A Danna Selena Rodríguez, de 26 años, le llegó la oportunidad de donar a través de la matrona:«Me dijo que me lo podría plantear porque tenía subida de leche materna». Esto sucedió hace cuatro meses, cuando nació su segundo hijo, Kim. Dice que «ser donante es gratificante porque sabes que puedes ayudar a otros menores para que estén mejor». El hecho de dar el pecho a su hijo y además extraer leche no le supone ningún sacrificio. «El proceso dura unos cinco o diez minutos. Luego congelo los potes y pasan a recogerlos. Es todo muy cómodo».

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Como también opina Marta, Danna es consciente de que todavía falta promocionar esta práctica voluntaria. «Yo no me he encontrado con mamás donantes. Tengo incluso amigas que no les gusta. De todas formas, donar o no; dar pecho o biberón, son cuestiones que tienen que salir de una misma». Todavía hay mujeres que sufren estigmatización cuando dan el pecho. Es otro tema que resalta Danna que, a pesar de que sí cree que hay gente «morbosa, como si nunca hubiera visto el cuerpo de una mujer», no le afecta. En el caso de Marta, opina que existe cierto «desconocimiento» sobre este tema y «al final llegas a escuchar consejos de gente que te quiere ayudar porque te quiere pero sin conocimiento alguno».

El apunte

Descenso en el número de ingresos en la UCI Neonatal de Son Espases

La Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal del Hospital Son Espases registra un número bajo de ingresos de bebés prematuros, apenas una decena de recién nacidos y, como le han reconocido a Virginia García, madre de un niño prematuro, son de las «más bajas» que ha habido en la UCI. Esta Unidad está abierta 24 horas y los padres pueden acudir en cualquier momento. Por otra parte, también dispone de unas habitaciones para familias que vengan desplazadas de otras Islas o municipios. Virginia y su marido no descartan que, si el bebé pasa a ser demandante de leche materna, se instalen en una de las habitaciones disponibles para continuar la lactancia siempre que haya disponibilidad.