Imagen de archivo de obreros de la construcción trabajando en una obra. | Efe

TW
12

La búsqueda de mano de obra cualificada forma parte de una batalla globalizada e intersectorial, pero la construcción es uno de los sectores que más está acusando la falta de personal realmente formado y preparado para adaptarse a los nuevos paradigmas que van a modelar las casas del futuro. El camino hacia un parque de viviendas más modernas y sostenibles está topando además con problemas endémicos del sector como es el de la falta de relevo generacional en Balears, comunidad que vio caer a la mitad la cifra de trabajadores con el estallido de la burbuja inmobiliaria: de 71.000 empleados en 2008 se pasó a 36.000 en 2013.

La Asociación de Constructores de Balears –integrada en la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB)– cifra en 54.700 los trabajadores de la construcción en activo en 2021. Es una cifra que se ajusta en todo caso a la que necesita a día de hoy el sector para dar respuesta a la demanda existente. Así lo considera la gerente de la asociación, Sandra Verger (foto circular), quien estimaría adecuado mantener más o menos constante un volumen de trabajadores de «entre 50.000 y 60.000». Nada más lejos de los objetivos reales que recuperar el volumen de personal anterior a la crisis de 2008. «No queremos recuperar las cifras de esos años, no hace ninguna falta, pero sí mantener una plantilla estable», asevera. La irrupción de las nuevas tecnologías y de los modelos de sostenibilidad en el sector han agravado ese problema de relevo generacional que ya llevaba años atenazándolo. «Tenemos mucho personal de edades elevadas, de 50 años para arriba para el que no se está encontrando relevo», admite. Las estadísticas de ocupación respaldan esta preocupación: los jóvenes parecen no estar por la labor y optan por otros sectores.

La Fundación Laboral de la Construcción desglosa en varias categorías los perfiles de mano de obra que van a ser más necesarios en la construcción del futuro (y que se están demandando ya mismo): profesionales del ámbito de las energías renovables y la eficiencia energética; digitalización, robótica, automatización y domótica o modularización y mejora de procesos. «Las tendencias están cambiando y se necesita que la gente venga con cualificaciones específicas», señala Verger para explicar que, además, de las cuatro FP existentes en Balears –dos en Mallorca, una en Eivissa y otra en Menorca– se precisa una formación permanente que abarque trabajadores de todos los perfiles y oficios tradicionales (electricidad, albañilería, fontanería...). «Hemos de romper con esas creencias de antes y tan arraigadas como aquello de que el que no sirve para estudiar que se vaya a la construcción», reivindica Verger para lamentar el hecho de que la línea de subvenciones con fondos europeos anunciadas el pasado marzo para ayudar al desarrollo de sectores estratégicos obviara en su listado de beneficiarios a la construcción. El impulso que necesita el sector ante su progresivo envejecimiento, defiende, es mayor si cabe después de haber servido como un elemento tractor de la economía sobre todo durante la primera fase de la pandemia, justo cuando casi todo el resto de actividades se mantenían paralizadas.

Punto de vista
Germà Ventayol

'Be water'

Germà Ventayol

La adaptación al mercado es una de las reglas de éxito empresarial, una premisa que está en peligro por lo que se refiere al sector de la construcción. La eficiencia energética, la domótica, la reducción del impacto medioambiental... son aspectos novedosos que reclaman los proyectos constructivos y para los que hace falta una especialización profesional de la que Balears carece en número suficiente. Tenemos dificultades para adaptarnos al envase, como hace el agua.