Los estudiantes junto a las VPO de Palma. | Pilar Pellicer

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La parcela está al lado de la vía de cintura de Palma, en el barrio Amanecer, pero apenas se oye el ruido de los coches. En un extremo hay un edificio de Viviendas de Protección Oficial (VPO) con ocho pisos que ya están alquilados. Al otro lado, se está acabando otra promoción de 19. Ambas están hechas con materiales locales de bajo impacto ambiental, como marés para las paredes, posidonia de aislante y madera reutilizada para las vigas y las persianas. La técnica arquitectiva, conocida como bioconstrucción, es la que usa el IBAVI en todas sus edificaciones y ha suscitado el interés del profesor británico de Urbanismo y Vivienda en la Universidad Técnica de Múnich, Stephen Bates.

«Los materiales locales son muy específicos de la Isla, pero el planteamiento que hace el IBAVI para hacer estas viviendas podemos adaptarlo a los países del norte», explica Bates, que quedó impresionado por este método tras formar parte del jurado de un concurso de ideas organizado por el Govern el año pasado. «Es muy relevante que lo local se pueda hacer global para luego adaptarlo a cada lugar», insiste el profesor, que ayer y hoy está visitando Mallorca junto a sus alumnos para que conozcan cómo trabaja el IBAVI. «Acercar cómo hacer casas en un contexto de crisis climática, pensando en la eficiencia energética y usando materiales locales, me parecía interesante para mis alumnos», añade. Bates aseguró que el tema de la vivienda es «clave» en toda Europa y en el resto del mundo. En su opinión, todos los países trabajan por construir viviendas sociales, pero «pocos lo hacen con la calidad y la ambición del IBAVI», afirma.

Finalidad académica

Sofia Weidner es una de las estudiantes de Bates y cree que es muy interesante ver una parte tan local de Mallorca, especialmente para los alemanes como ella, ya que hay mucha presencia germana en la Isla. «Ver el uso que se hace de los materiales locales y la arquitectura tradicional, para tratar de adaptarla en nuestro país, es muy importante», defiende. Su compañero de carrera, Tim Schellhammer, está sorprendido con que de los materiales naturales se puedan conseguir soluciones «bellas», «simples» y «racionales». «Me gustaría aplicar lo mismo en Múnich, de donde soy», comenta el joven.

Los estudiantes Sophia Brauner, Tim Schellhammer y Sofia Weidner junto a su profesor de arquitectura Stephen Bates
Los estudiantes Sophia Brauner, Tim Schellhammer y Sofia Weidner junto a su profesor de arquitectura Stephen Bates.

Sophia Brauner, otra de las estudiantes, destaca que nunca antes había participado en una proyecto fuera de Alemania. «Es interesante ver diferentes tipos de arquitectura y maneras de hacer, con materiales naturales diversos», explica. Brauner recuerda que en Múnich se usa mucho el hormigón, y ve valioso apostar por alternativas menos contaminantes como las que aplica el IBAVI. Los alumnos visitarán otros puntos de la isla, y la experiencia les servirá para el trabajo de final de curso.
El director del Departament Tècnic del IBAVI, el arquitecto Carles Oliver, acompañó a los estudiantes, y explicó que la intervención también permite regenerar un espacio poco atractivo por estar cerca de la autopista. A la visita también asistió la gerente del IBAVI, Cris Ballester, que desde hoy pasa a ser directora general d’Habitatge del Govern.