Julen Pérez vierte agua de mar a las 'mussoles' para que no se sequen. | Jaume Morey

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Las manos de Julen Pérez están ennegrecidas por la tinta de las sepias que ha ido limpiando mientras navegaba de vuelta al puerto de Palma. Descarga en el muelle flotante una decena de cajas cargadas de gallos de San Pedro, lenguados y mussoles, entre otras especies. Por las capturas, espera sacar unos 300 euros, aunque el precio final es incierto. «Nunca sabes qué vas a ganar. Vives en la incertidumbre, pero puedes tener días muy buenos», explica el joven pescador, que con 25 años es el de menor edad entre la sesentena que faenan en el puerto de Ciutat.

Hace dos meses y medio, Pérez compró la que ahora es su embarcación a los hermanos José y Domingo Bonnín, que es presidente de la Federació Balear Confraries de Pescadors. «Es un chaval con una experiencia acumulada en el mundo de la pesca. Con las ganas de trabajar que tiene y siendo tan joven lo tiene bien», vaticina el veterano. El joven representa la anhelada generación de pescadores que no llega. «La inmensa mayoría, en Palma, tienen entre 50 y 60 años», comenta Bonnín, que augura un futuro negro para el sector al que se ha dedicado toda su vida: «A este paso, en diez años, esto puede quedar casi desierto», dice.

Mientras coge un cubo lleno de agua salada que vierte sobre las seis mussoles capturadas para que no se sequen, Pérez comenta que para ser pescador tiene que gustarte mucho, si no, «más vale que busques algo en tierra». El patrón asegura que, pese a ser el más joven y el último en haber llegado al puerto, no ha tenido ningún problema con los compañeros. «Les resulta curioso que alguien quiera empezar», añade.

El salto para ser patrón lo dio en el peor momento, cuando a finales de marzo los pescadores de Baleares podían llegar a pagar casi 400 euros más de combustible que a principios de mes a causa de la escalada del precio del gasóleo. El incremento se tradujo en una huelga del sector en toda España, pero que el Gobierno consiguió que se desconvocara pactando medidas para frenar el encarecimiento. «Si se cumple lo pactado compensará, pero esto en mi caso», comenta Pérez, porque dice que otros compañeros lo tienen peor. Aun así, se muestra positivo: «Creo que vendrán tiempos mejores».

Inicios

La pasión de Pérez por la pesca no viene tanto por su familia, sino por haber vivido siempre cerca del mar. El joven, hijo de vascos, nació en Euskadi por deseo de sus padres, pero al poco se trasladaron a Fuerteventura, donde vivían desde hace más de treinta años. «Tenía el mar tan cerca (es de Villaverde) que desde pequeño iba a pescar con un trocito de hilo al puerto de El Cotillo», recuerda, reitera que eso y que le llevaran a la playa es lo que más le marcó. Luego vino la pesca con caña y poco después la pesca submarina. Desde el año pasado la practica de manera profesional y es miembro del Centro de Investigaciones y Actividades Subacuáticas. Además, saber hacer surf y bodysurf.

Para que no se sequen las capturas, que ha separado por tamaño en diferentes cajas, las tapa con unas mantas empapadas. Hace cuatro años que se dedica a la pesca en Mallorca, primero como tripulante en un coralero de Alcúdia y luego en una barca de arrastre. Por en medio, aparte de haber estudiado de patrón, se sacó el título de mecánico mayor naval. «La pesca es lo que más me gusta, es un negocio que si te lo curras sale rentable», confiesa. Nunca se aburre porque las tareas en el barco son muy diversas. «No te haces millonario, pero eso tampoco quiere decir que vayas a vivir mal», afirma.

El apunte

Las ayudas salvan, de momento, la temporada

El presidente de la Federació Balear Confraries de Pescadors, Domingo Bonnín, cree que la temporada de verano, de momento, se salvará. «El precio del gasóleo se ha estabilizado en 1 euro y se nos aplica el descuento de 20 céntimos, quedando en 80 céntimos el litro», comenta, y recuerda que esperan ayudas del Gobierno. «Si el precio del combustible no sube y llegan las subvenciones, tendremos el verano salvado», afirma. Los pescadores temporalmente no pagan las tasas portuarias de los gestionados por el Estado.