Momento de la inseminación artificial de un óvulo. | Redacción Local

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Eso de que Mallorca es más que sol y playa no es nuevo. En los últimos años se ha visto nacer el cicloturismo, el turismo enológico, el cultural, el de fin de semana… Y quizás uno de los menos conocidos, pero de los más desarrollados, sea el turismo sanitario de tipo reproductivo. España lleva años consolidándose como el país líder en este tipo tratamientos. Y todo gracias a aprobar una buena regulación en el momento idóneo.

Se trata de la Ley 14/2006 de reproducción asistida en la que se establecen los límites y se regulan los supuestos. «Los políticos se pusieron de acuerdo en un texto específico y tolerante. Con esta normativa se prohíbe la subrogación, la manipulación genética y la elección de sexo y todo lo demás está regulado para hacer las cosas bien», asegura el doctor Javier Marqueta, unos de los más conocidos expertos en reproducción asistida del panorama nacional.

Con esta ley se tomó la delantera en Europa, lo que ha hecho que, en los últimos años, pacientes de países vecinos, pero también a nivel mundial, hayan visto una especie de meca en el nuestro para hacer realidad un proyecto de vida: tener hijos.

Y es que el hecho de tener una buena normativa en la que ampararse hizo girar la rueda de la innovación y el desarrollo. En España ahora se presume de tener las mejores clínicas, los más reputados profesionales y la tecnología más puntera en diagnósticos o en los tratamientos de reproducción.

Si a eso se le suma la tranquilidad, el clima o la belleza de la Isla, como el lugar donde pasar unos días mientras esperas cumplir un sueño, parece claro que el negocio es una apuesta segura. En la clínica IVI Mallorca reciben a unos 400 pacientes al año (el 30 % de sus clientes) de fuera del país y eso que lo hacen a petición propia. La fama les precede, pues en las agencias de viajes no se publicita un «turismo reproductivo» como tal.

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Clara Colomé y Javier Marqueta, de IVI Mallorca. Foto: T.AYUGA
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«Nosotros no ligamos que vengan aquí por turismo. Los pacientes vienen a pedir el tratamiento y las empresas turísticas quizás pueden beneficiarse», explica la directora del centro, Clara Colomé. Lo que sí tienen establecido es un protocolo donde las videollamadas han facilitado mucho las cosas. «Hemos cambiado la manera de trabajar y la paciente viene dos o cinco días, en dos ocasiones… Intentamos que el desplazamiento sea el mínimo posible», comenta la doctora. Y es que hoy en día pueden verse incluso los embriones online. «Están casi más conectados que si vivieran en la puerta de al lado». Intentar que no se sientan lejos forma parte del tratamiento. Por ejemplo, en esta clínica especializada el personal, e incluso la cartelería, está en dos idiomas.

La mayoría de los demandantes proceden de Alemania, con la que hay muchos vuelos directos, pero también viene un número considerable de gente de Francia, Luxemburgo o Suiza. «Buscan innovación, técnicas nuevas, laboratorio… y resultados. Y vienen aquí porque lo tenemos y porque en su país las leyes son más restrictivas», añade el doctor Marqueta.

En Alemania no se permite la donación de óvulos y apenas se consiente hablar de manipulación genética como una de las secuelas psicológicas del nazismo; en Francia los donantes de óvulos no son anónimos… Los principales destinos competidores de España en esta materia serían Turquía, Grecia o República Checa, pero ahí se la juegan, pues no hay un marco regulador tan definido que avale los procesos igual que en nuestro país.

Perfil

¿Y cuál es el perfil de los solicitantes? Si la edad media de inicio de un tratamiento de fertilidad en España ya es de 38 años, entre los turistas internacionales sube dos o tres años más, porque ya no es una primera visita, pues normalmente quien acude a esta clínica ya ha hecho lo posible en su país de origen.

Respecto a su poder adquisitivo, hay de todo. Tener un hijo es un proyecto de vida y los hay que no tienen que arriesgarse por su alto poder adquisitivo; los hay que ahorran y también quienes deben pedir un crédito. «Es lo que desean y lo luchan, cada uno tiene su historia. A todos les supone un esfuerzo porque no buscan precio sino resultado».

Además, entre los turistas, pero también en pacientes nacionales, crecen de forma significativa las madres solteras o las parejas de mujeres LGTBI. En sus estándares de calidad, la clínica IVI da garantías de casi el 100 % de efectividad en un máximo de tres ciclos.