Las empresas de alquiler de coches han comenzado a traer refuerzos para el verano. | Jaume Morey

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Baleares afronta el fenómeno distópico que supondrá volver a estar en 2019 estando en realidad en 2022. Todo nos lleva a 2019. La misma cantidad de hoteles abierta, el mismo número de vuelos, de cruceros en Palma, de problemas para alquilar una vivienda, de falta de personal para poder dar servicio a los mismos millones de turistas que volverán a consumir millones de litros de agua, se volverán a llevar millones de granos de arena de las playas vírgenes de las Islas y volverán a consumir millones de litros de gasolina para llenar los miles de depósitos de los coches de alquiler que vendrán de la Península. Por cierto: serán unas vacaciones con las carreteras congestionadas por turistas que tendrán la gasolina subvencionada a 20 céntimos el litro, en caso de que Pedro Sánchez mantenga esta ayuda.

Si eso es bueno o malo es algo que no está del todo claro para los miembros del Pacte. Sí lo es claramente para el PSIB, que lo ha fiado todo a la recuperación económica tras dos años de duras condiciones para muchos trabajadores en ERTE. Que vengan muchos turistas implicará que muchas personas tendrán trabajo en el sector de la hostelería y la restauración. Ese es el argumento nuclear del discurso de la presidenta Francina Armengol y de su conseller de cabecera, Iago Negueruela.

Es muy probable que los votantes del PSIB estén en línea con sus dirigentes o sus dirigentes en línea con los votantes del partido, tanto da, pero no está claro que sus socios de gobierno lo vean de la misma manera. Para los votantes de Més no es tan buena noticia que 2022 sea una vuelta a 2019. En Més se valora la creación de empleo que supone la recuperación económica, pero pesa mucho el otro lado del espejo, el de la saturación de las playas, el de la congestión de las carreteras y el del consumo de los recursos naturales. La supresión de los chiringuitos en determinadas zonas de Mallorca es una de las cuestiones que pondrá sobre la mesa Lluís Apesteguia para defender su gestión, pero está por ver si calará en su electorado o si lo considerará insuficiente.

Y luego está Podemos y sus dos almas, la de los desfavorecidos y la que se suma a todas las reivindicaciones ecologistas que llegan de asociaciones ajenas a la formación. En el caso de Podemos es aún más difuso y complicado saber si la temporada de récord es una buena o una mala noticia. Por el momento, los morados han iniciado un proceso de ‘Mesificación’ y han lanzado la primera piedra al pedir medidas concretas para evitar la llegada de vehículos de alquiler a las Islas, una propuesta que, por cierto, no ha gustado nada a sus socios porque les incomoda.

Con este panorama sobre la mesa, se prevé una temporada de récord y con la temperatura política más elevada de lo normal porque, además, el año que viene hay elecciones y cada uno de los socios de Pacte tendrá que hacer gestos hacia su electorado y eso supone desmarcarse. ¿Matará la masificación la estrella que ha tenido el Pacte hasta ahora? Eso es algo que está por verse. Las buenas perspectivas económicas en principio ayudan al PSIB, pero pueden pasar factura a sus socios y todos se necesitan para sumar un mínimo de 30 diputados. Al PSIB no le sirve de nada aguantar si sus socios caen. Y la saturación turística no ayuda a Podemos y menos a Més.