Incertidumbre entre los trabajadores sobre el uso de la mascarilla. | Marina J. Ramos

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Todos tienen claro una cosa: la mascarilla deja de ser obligatoria en interiores. Pero...¿Y en el trabajo? En el ámbito laboral es el departamento de Riesgos Laborales quien ha de tomar la decisión de si se mantiene el uso obligatorio o no. Para ello, se debe de tener en cuenta si se puede mantener una correcta ventilación o una distancia de seguridad suficiente. Sin embargo, aún muchos trabajadores han acudido este miércoles a trabajar sin saber si la deben de llevar o no. Por lo general, reina el desconcierto en torno a la medida.

Julia Rosselló trabaja como dependienta en una tienda de Palma. La empresa aún no les ha comunicado nada, pero ella lo tiene claro: «Nadie nos ha dicho nada, pero yo por si acaso la voy a seguir llevando. No me fío de la gente», mantenía este martes. Teme que haya muchos irresponsables que salgan a la calle y sin mascarilla, a pesar de saberse positivos en COVID. Luciana González trabaja en una tienda de ropa de Porto Pi y también está a la espera de ver qué le dicen sus superiores al entrar a trabajar este miércoles: «De momento no nos han dicho nada». Aunque aún le tiene respeto al coronavirus, no tiene miedo a quitarse la mascarilla y asegura que se adaptará a lo que decida su empresa.

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Joaquín Vivo, administrativo del Govern, estaba este martes muy pendiente del correo: «Por correo electrónico o por escrito no nos han notificado nada. Otra cosa es que este miércoles nos convoquen o haya algún tipo de letrero o notificación». Tras conocerse el decreto, el Govern comunicó que solo se mantendrá obligatoria la mascarilla para los funcionarios autonómicos de centros de trabajo sanitarios y sociosanitarios y del transporte público.

Consenso entre trabajadores

Uno de los pocos que sí lo tenía claro este martes era Iván Varela, trabajador de un hotel de la Isla: «Hemos llegado a un consenso entre los diferentes departamentos y hemos decidido no llevar mascarilla». Pese a trabajar de cara al público y ante personas de procedencias diferentes, consideran que el índice de contagio es lo suficientemente bajo como para estar seguros. «Nunca hay una seguridad absoluta, pero creemos que ahora es posible no llevarla». Los autónomos estuvieron este martes muy pendientes del anuncio del Gobierno, ya que son ellos mismos quienes han de hacerse responsables de la decisión. Un sector en el que no caben dudas es el sanitario. Quienes trabajen en centros sanitarios deberán de seguir portando el cubrebocas, al ser una de las excepciones contempladas por el decreto. Margalida Ramis es enfermera y llama a la concienciación. Sus hijos, en edad escolar, seguirán llevando la mascarilla en clase.

Tras dos años -en concreto, 699 días- de obligatoriedad en el uso de la mascarilla, los españoles dicen adiós al cubrebocas con cierta prudencia. Todo parece indicar que esperan jornadas de adaptación a lo más parecido a la vieja normalidad.