Can Gavella, en Can Picafort, pierde este verano su terraza por la decisión de Costas. | Carmen Cires

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Si se cumplen las previsiones, El chiringuito, la famosa canción del ya fallecido Georgie Dann, va a quedar obsoleta antes de que comience la temporada alta. Demarcación de Costas y Govern balear parecen haber plantado cara a estos establecimientos a pie de playa, y algunos de los más populares de Mallorca no abrirán sus puertas este verano. La mitad de los chiringuitos de es Trenc, el de la playa de sa Font de n’Alis, en el Parc Natural de Mondragó, y los famosos locales de ses Casetes des Capellans corren peligro. Esta decisión divide a locales y turistas. Muchos no entienden la guerra abierta contra estos establecimientos, sinónimo del verano mallorquín; otros recuerdan que se ubican en espacios naturales sensibles y protegidos. La polémica está servida.

La decisión de Costas de denegar el permiso de apertura a Can Gavella, La Ponderosa y Olimpia Opa & Oma ha sentado como un jarro de agua fría a sus propietarios, a los más de 60 empleados que se quedarán sin trabajo este estío, así como a vecinos y clientes habituales de estos populares chiringuitos ubicados en ses Casetes des Capellans. El año pasado Costas ya comunicó que no renovaría estas concesiones al no cumplirse la distancia mínima de 200 metros entre los bares de playa que establece una normativa de 2013. Poco podían hacer los propietarios de los establecimientos para solucionarlo.

Hay que recordar que el problemas de los chiringuitos con Costas lleva años coleando. Pero lo dueños de estos locales aseguran no entender la postura de la institución, que en 2012, 2016 y 2020 renovó sin problema, y en las mismas condiciones, las condiciones de apertura, hasta el año pasado en el que empezó a poner trabas a su funcionamiento habitual por los 200 metros de distancia. Como han explicado los afectados, con prácticamente todas sus mesas y sillas sobre la misma arena de la playa, abrir les resultará imposible.

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Uno de los chiringuitos de ses Casetes des Capellans, que penden de un hilo.

Para evitarlo, se ha iniciado todo un movimiento social para evitar el cierre de estos emblemáticos establecimientos con 60 años de historia en la zona, y que dan trabajo a muchos vecinos de Can Picafort y Santa Margalida. En Change.org han reunido ya casi 6.800 firmas para salvar las terrazas. Y sigue sumándose gente a diario. Además, el Ajuntament de Muro está interesado en la resolución final que tomará el 11 de mayo la Secretaría de Estado de Medio Ambiente para tratar de resolver este tema, ya que el deslinde dejaría también unas 22 casas de veraneo de ses Casetes des Capellans dentro del dominio público.

Los chiringuitos de es Trenc

Compatibilizar la protección del medio ambiente y el uso del dominio público no es una tarea sencilla. Buena muestra de ello es el informe de la Conselleria de Medio Ambiente, que propone a Demarcación de Costas la eliminación de tres de los seis chiringuitos existentes dentro de las playas del Parc Natural de es Trenc–Salobrar, los de els Murters (ses Covetes), el del Marquès (junto a la Colònia de Sant Jordi) y el de la playa de es Trenc, así como reubicar otros dos autorizados.

Ya en 2017, una sentencia del Tribunal Supremo obligó al Ajuntament de Campos a demoler los chiringuitos de obra que estaban en el parque natural, que se sustituyeron por casetas desmontables. Hasta entonces, la Ley de Costas de 2013 tenía una disposición adicional transitoria 26 que permitía que los chiringuitos consolidados, que se alzaron hace más de veinte años, siguieran funcionando». Pero la norma fue recurrida por un particular y el Tribunal Supremo resolvió que todos los chiringuitos debían ser desmantelados al finalizar la temporada de 2017.

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Los chiringuitos desmontables de es Trenc, también en peligro.
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El nuevo informe del Govern, recordemos, que insta a reducir a la mitad estos locales a pie de playa, ha sentado como un jarro de agua fría al Ajuntament de Campos. En este sentido, ha recalcado que es otro intento más de «culpabilizar a los chiringuitos de la masificación y la degradación de la playa, pero no se responsabilizan ni de la venta ambulante ilegal, ni de las terrazas espontáneas que algunos particulares montan con música».

Además, han criticado que sea Campos la que asume los gastos, cifrados por el equipo municipal en unos 450.000 euros, relacionados con la vigilancia, limpieza, montaje y desmontaje de pasarelas, coordinación de arenales, ordenación del tráfico y vigilancia de los accesos y mantenimiento del parking. Eso sí, no han concretado lo que el Consistorio se embolsa por los aparcamientos en los que hay que estacionar obligatoriamente para poder disfrutar de este parque natural.

En este sentido, la alcaldesa de Campos, Francisca Porquer, ha arremetido contra el Govern denunciando que seis personas se quedarán sin trabajo, ya que los chiringuitos no abrirán el 1 de mayo, como tenían previsto inicialmente, porque dan por hecho que Costas ratificará el informe del Ejecutivo balear. Incluso Porquer ha llegado a señalar que la conselleria que dirige Miquel Mir «quiere cargarse los pocos servicios existentes en la playa de Es Trenc».

El caso de Mondragó

El polémico chiringuito de sa Font de n'Alis.

Otro chiringuito que tiene los días contados es el de sa Font de n’Alis, dentro del Parc Natural de Mondragó. El nuevo Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del parque, aprobado esta semana. El objetivo pasa por recuperar y restaurar los hábitats dunares en los que se encuentra este kiosco. La decisión de Medio Ambiente choca con los intereses del Ayuntamiento, esta vez con el de Santanyí.

Para llevar a cabo el derribo de la instalación, Medio Ambiente se encargará de impulsar el proyecto, que se tramitará como un interés general (más rápido que por la vía ordinaria), para que el consistorio se encargue de su demolición. Además, la conselleria ha recalcado que si el Consistorio no actúa, serán ellos quienes ejecuten el derribo de manera subsidiaria, aunque esta actuación no se hará antes de este verano para evitar las molestias de las obras durante la próxima temporada. Esto no significa que abrirá este verano, como ya sucedió el año pasado, estará cerrado, al igual que los servicios adicionales de la playa, aunque sí se permitió la instalación de hamacas y sombrilla.

La imagen de Son Bauló ha cambiado esta semana para siempre con el derribo del chiringuito y la piscina del Mar y Paz. Otra decisión polémica que enfrenta a los vecinos con el Ayuntamiento de Santa Margalida y Demarcación de Costas. De un puñado se han borrado 52 años de historia del pueblo para dejar a un proyecto que cambiará la fisonomía del paseo marítimo y que no ha convencido a nadie.

Imagen de la demolición del chiringuito y la piscina del Mar y Paz.

En el nuevo espacio también se instalará un nuevo chiringuito, situado en la parte posterior a lo que hasta ahora ha utilizado el Mar y Paz, que contará con una caseta de veinte metros cuadrados y una terraza de cincuenta metros cuadrados. El Ajuntament de Santa Margalida sacará a concesión este establecimiento, al que optará el actual gestor del restaurante Mar y Paz.