Los trabajos supusieron la contratación de hasta 1.000 personas al mismo tiempo. | Ultima Hora

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Están incrustados en la retina del mallorquín pero, en realidad, las aguas del Gorg Blau y Cúber solo tienen cincuenta años de vida. Estos embalses artificiales son fruto de una de las obras públicas más significativas e importantes de Mallorca y ahora se preparan para soplar velas, en estos tiempos de crisis climática y de la imperiosa necesidad de cuidar de los recursos hídricos. Para celebrar su aniversario, el Ajuntament de Palma y Emaya han editado un libro que cuenta cómo se gestó esta obra de ingeniería y está previsto que el 1 de abril se celebre un acto de conmemoración.

A finales del siglo XIX, el Gorg Blau era uno de los paisajes más emblemáticos de la Serra. Situado en l’Estret, era paso obligado para recorrer el viejo camino empredrado entre Sóller y Lluc y el torrente del Gorg Blau se salvaba a través de un pequeño puente de piedra. Era una visita obligada de los primeros turistas de la Isla y l’amo Antoni Bibiloni, de Massanella, impulsó una pequeña central hidroeléctrica que dejó de producir en 1939.

En los años cuarenta ya está documentado que se hablaba de construir embalses en la Serra. En principio, GESA había proyectado cinco pantanos para producir energía eléctrica pero al final solo se aprobó la construcción de Cúber y el Gorg Blau, un proyecto del ingeniero Mariano Pascual Fortuny. Tenían como objetivo suministrar agua potable. Los otros embalses previstos eran Almadrà, Orient (cerca del barranco de Biniaraix) y l’Ofre. Tras presentar el proyecto, se abrió un periodo de impugnaciones y a finales de 1954 varios afectados defendieron que no se llevara a cabo ya que transformarían Biniaraix, el Gorg Blau y el Torrent de Pareis. «La gente viene a Mallorca para ver el paisaje. El turismo en la Isla está en sus comienzos», decían entonces.

Los embalses se hacían cada vez más necesarios por el boom turístico que obligaba a suministrar agua a turistas, hoteles, campos de golf y restaurantes, así como por el incremento de la población por la llegada de trabajadores de la Península. La Font de la Vila comenzaba a menguar y pese a que se habían inaugurado nuevas extracciones (como la central del Pont d’Inca y la de Verge de Monserrat), el exceso de consumo reducía las aportaciones hídricas.

MALLORCA - CELEBRACION DEL 40 ANIVERSARIO DE LA CONSTRUCCION DE LOS EMBALSES, GORG BLAU Y EL CUBER.
Los embalses del Gorg Blau y Cúber empezaron a construirse en los años setenta.

Y por si fuera poco, todo esto coincidió con una sequía en los años sesenta que afectó a la salinidad del agua. Por este motivo, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) del Gobierno puso en marcha un programa de aprovechamiento de aguas superficiales para abastecer Palma. Así, se pasó de la idea de generar electricidad a la de suministrar agua. Las primeras piedras de los embalses se pusieron a principios de 1970 y se construyeron de manera simultánea. Vinieron muchos trabajadores de Sóller, Inca, Lloseta, Mancor de la Vall, Consell y Binissalem, pero también vino mano de obra de Lorca (Murcia) que se quedó a vivir en Sóller. Hasta 1.000 personas trabajaron allí. Un grupo de obreros vivía en las casas junto al Puig Major y trabajaban en condiciones muy difíciles.

La obra tenía grandes dificultades técnicas, como las bombas de propulsión y trasvase que llevaba las aguas del Gorg Blau hasta Cúber, aunque el encofrado sufría la gran presión que ejercía el agua. La carretera del Puig Major fue fundamental para la construcción de estos embalses. Se hizo en tres años, desde 1956 a 1959, y trabajaron centenares de personas en condiciones de trabajo muy duras y con horarios extensos. Estas carreteras se hacían servir para ir a trabajar a los embalses.

Coste

Se calcula que en aquel momento el coste fue de más de 290 milones de pesetas, abonados en un 35 por ciento por el Ministerio y el resto por el Ajuntament de Palma. Los embalses se inauguraron el 17 de abril de 1972 por el ministro Fernández de la Mora. Tras las primeras pruebas, los niveles de turbiedad del agua plantearon la necesidad de construir una Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) en Lloseta, para hacer que el agua fuera apta para el consumo humano. Es fundamental para proveer de agua a Palma sin necesidad de bombearla y está conectada a Cúber, por una tubería de 50-70 centímetros de diámetro y 10.984 mertros de longitud, salvando un desnivel de 559 metros. Despuás pasa por Son Anglada y desde 1987 existe un tercer depósito que aumentó la capacidad de almacenamiento hasta los 120.000 metros cúbicos, lo que asegura la cobertura de las necesidades diarias.

El Gorg Blau y Cúber se emplazan en el corazón de la Serra de Tramuntana.

La sobreexplotación de las extracciones de pozos obligó a poner en marcha la planta potabilizadora de Son Tugores en 1995, para dar respuesta al incremento de la población y al boom turístico y tratar el agua de los acuíferos y las fuentes naturales. Pero, ¿cómo era el Gorg Blau primigenio? Se trataba de una conocida garganta situada en l’Estret, entre el valle de Almallutx y Turrixant de Baix, que se alimentaba de las aguas de la Font de la Roca. Fue un lugar de visita de los primeros turistas y una excursión imprescindibles de las guías turísticas del siglo XIX.

Actualidad

Los embalses permitieron resolver el abastecimiento de Palma y a día de hoy, suponen el 20 por ciento del agua que suministra Palma, frente al 55,4 por ciento del consumo que proviene de las aguas subterráneas, el 17,6 por ciento de las fuentes y el 6,6 restante de la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (ABAQUA). Los pantanos son un complemento fundamental para surtir de agua potable las localidades de la bahía de Palma y están gestionados por el Ajuntament a través de la empresa municipal Emaya.