Cargando pescado en Mercapalma. | Pilar Pellicer

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«Hemos recibido la mitad de camiones contenedores respecto a la semana anterior», dice un trabajador de una empresa mayorista de frutas. Mercapalma es el termómetro perfecto para percibir los temblores del sector, golpeado en las últimas semanas por un progresivo encarecimiento de los alimentos. Es el epicentro de la comercialización agroalimentaria de Balears y este martes, en su trajinar a medio gas, se notaban los efectos del maremoto que está sacudiendo al sector: la subida de precios de la energía y fertilizantes, las dificultades del transporte por la huelga de camioneros de la Península y el temor a la guerra de Ucrania, pero también las intensas lluvias en Andalucía y la Comunidad Valenciana. Lo que pasa en Mercapalma se nota después en las tiendas, supermercados y puestos de los mercados de a pie de calle.

A las cuatro de la mañana ya están los primeros trabajadores de Mercapalma. A las seis van llegando los camiones de la Península que desembarcan en el puerto. A las ocho y media ya empieza la ruta de reparto por toda la Isla. Manuel Villaitodo es un camionero que llegó ayer al amanecer a Palma desde Barcelona. «La semana pasada hubo muchos problemas. Mi jefe no puede hacer huelga porque el género se pierde. Pero estoy de acuerdo con las movilizaciones: todo sube cada vez más y somos cada vez más pobres». En su camión lleva grandes piezas de ternera que oscilan entre los 80 y los 110 kilos que va repartiendo a los diferentes mayoristas del mercado de abastos palmesano.

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El camionero Manuel Villaitodo.

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El agricultor Miquel Mas.

Uno de los que le recibe es Miguel Gual, de Cárnicas Gual. «Ya van faltando cosas, como la carne de Galicia». El chuletón empieza a ser un bien escaso pero también faltó ayer «pollo de un matadero. Hemos tenido que ir a buscar a otro sitio». Gual sirve a bares y restaurantes y abrió su negocio justo antes de la pandemia. «Ahora nos toca sufrir la otra pandemia», aunque no se sabe si se refiere a la subida de los combustibles o a la guerra. Dice que los precios «están increíbles» y que el cerdo ya ha subido 80 céntimos el kilo y el pollo otros 60 céntimos en solo una semana. «Sube todo tanto que no sabes ni a qué precio tienes que vender».

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Miguel Gual, de Cárnicas Gual, recibe el género llegado de la Península.

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En Pescados Mar Este había piezas enteras de salmón.

Cosecha

Isabel Vanrell llegó este martes a Mercapalma a vender su cosecha y hace un escueto y acertado análisis de la situación: «Nos suben precios pero lo que tenemos que vender ha bajado». De esta manera, es imposible que les salgan las cuentas. Miquel Mas es otro agricultor que ha bajado desde Manacor hasta Mercapalma y ya advierte que «en un futuro la gente decidirá no sembrar por los costes de maquinaria, planteles, químicos... Aquí habrá hambre». Asegura que «nunca había visto nada igual. Los costes de producción han subido un 100 por cien y los agricultores que han trabajado para alguna cadena de supermercados se arruinan porque les exprimen los márgenes».

Mientras tanto, Enrique Morales, gerente de Bibifrut, dice que la huelga del transporte y las lluvias impiden la llegada de productos de Almería y Valencia. «Los costes están muy desbaratados», advierte, así que «comprendemos la huelga». En Pescados Mar Este también se percibe el desplome de la llegada de producto fresco de Galicia. «No hay merluza, rape, lenguado, mejillón y almejas. Mañana [por hoy] empezará a llegar. En cuanto al congelado, no habrá problemas». Avisa de que los precios han subido en el pescado una media de cuatro o cinco euros el kilo y «el pescado está a precio de oro». En los 380.000 metros cuadrados de Mercapalma se mueven cada año 250.000 toneladas de alimentos pero este año, tras dos de pandemia, el mar está más revuelto de lo habitual.