El fraude afecta en mayor medida a viviendas de alquiler turístico que son suplantadas. | Arguiñe Escandón

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Las web piratas de reserva se ceban con los turistas con destino a Mallorca. El número de denuncias por fraudes informáticos que afectan a turistas se ha incrementado en los últimos meses al mismo ritmo que lo hace la delincuencia en la red. Las víctimas acceden a lo que piensan que son páginas para comprar sus vacaciones y se encuentran clones de las páginas originales o páginas muy similares que permiten completar todo el proceso de reserva y que cobran precios similares a los de mercado. Sin embargo, el dinero se esfuma y el cliente se encuentra, en el peor de los casos, en Mallorca sin alojamiento y sin posibilidad de recurrir.

El Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) ha advertido ya en varias ocasiones de la especial incidencia en el sector turístico de los ataques informáticos en paralelo a la creciente dependencia que tiene de las nuevas tecnologías. El organismo alerta del uso de páginas webs especializadas en el alquiler de viviendas vacacionales muy conocidas como Airbnb, Booking o HomeAway, para publicar ofertas de alquileres que resultan ser una trampa para los usuarios.

Los delincuentes emplean imágenes robadas de viviendas legítimas y las emplean como señuelo y además, de forma prioritaria, los anuncios se refieren a zonas con mucha demanda por parte de los usuarios. Las denuncias en país de origen llegan de forma rara a España, pero hay casos. Un ejemplo, Francia ha remitido una comisión rogatoria recientemente a la Fiscalía de Madrid por una reserva realizada a través de la web para un alojamiento en la isla de Mallorca. En este caso, el cliente reservó nueve noches por algo más de 4.000 euros a través de una página web que resultó ser fraudulenta.

Desaparición

La página web había desapareció y los teléfonos de contacto y enlaces facilitados para que el turista comprobase cualquier dato estaban inactivos. En este caso, las autoridades francesas rastrearon los fondos hasta una cuenta corriente abierta en Madrid a nombre de una sociedad limitada con domicilio social en Granada. La estafa se investiga finalmente por un juzgado de la ciudad andaluza. Si el fraude no pasa por España una denuncia en el país de origen por una estafa con Mallorca como gancho no dejará huella.

Un juzgado de Palma tiene pendiente de juicio un caso similar en el que también se suplantó la web de una empresa de alquiler turístico. El único acusado es, de nuevo en esta ocasión, el titular de la cuenta corriente en la que se depositaron los fondos para la reserva y que era el vínculo con España del delito, acusado de un posible blanqueo de capitales. Los responsables reales del fraude tampoco pudieron ser detectados jamás, algo que dificulta la persecución de este tipo de fraudes a través de las páginas web.