Procesos en marcha. Vickers, que durante una década fue articulista del ‘Diari de Balears’, asegura que los procesos globales y locales de transformación hacia la sostenibilidad, la economía circular y la transición energética están en marcha, aunque sea con dificultades, pero también hay aceleraciones. | ALLYSON SCHULER

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Ben Vickers (Kent, Reino Unido, 1964) es editor jefe de Investigación del Grupo Bloomberg, Vickers, con una larga relación con Mallorca, dirige y coordina un equipo de 250 analistas en todo el mundo y tiene a gobiernos y grandes empresas como clientes, a los que asesoran con informes y estrategias.

¿Las grandes cumbres climáticas llevan al optimismo o al pesimismo?
— A mi entender, la COP 26 de Glasgow fue un éxito, con una declaración final de 197 países que se sienten obligados o al menos inspirados contra el cambio climático. China expresó su compromiso con la neutralidad climática en 2060. Es verdad que todo ello se puede percibir como simples declaraciones de intenciones, muchas palabras y pocas acciones, pero creo que hay una concienciación clara. Sin embargo, en el fondo soy periodista y ello me hace ser también escéptico y pensar que todo va muy lento.

¿Entonces?
— El proceso contra el cambio climático se va acelerando, como se ha acelerado el proceso digital. Entran en juego las contradicciones, la ambigüedad, pero como todo en la vida.

¿Los políticos están verdaderamente concienciados?
— Hay de todo. Hay políticos a los que le falta información, pero sobre ellos ya se ejerce una presión social y económica.

Parece que las empresas lo tienen más claro.
— Sí, se están moviendo porque ven que, si no apuestan por la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático, se quedarán atrás y fuera del mercado. No es fácil cambiar del carbón a la energía solar o eólica, pero el precio de las emisiones sube y ello obliga a ser rápido en la descarbonización. Las grandes empresas están creando departamentos de investigación en ese sentido e invierten más en tecnologías. Si no lo hacen, los mercados acabarán por castigarlas y, al final, se deben a unos accionistas. Todo ello impulsará el cambio de mentalidad, más que la acción de los gobiernos. En movilidad eléctrica, las grandes empresas norteamericanas y europeas veían que se quedaban atrás respecto a las asiáticas y han reaccionado. Incluso inversiones occidentales se iban a la movilidad eléctrica asiática.

¿Cómo se refleja todo ello?
— La inversión mundial en transición energética y descarbonización fue en 2021 de 755.000 millones de dólares, un 27 % más que el año anterior. La inversión en pequeñas empresas relacionadas con tecnología climática fue de 165.000 millones de dólares, el doble que en 2020. Podemos ir a marchas forzadas o zigzagueando, pero los datos son claros. En reciclaje y economía circular, como modelo económico sostenible y eficiente que alarga la vida de los productos y coloca los residuos al principio de la producción, en 2021 se invirtió unas cinco veces más que en nuevos materiales.

A escala local, ¿qué se puede hacer en Balears para conseguir la aceleración deseada?
— Las comunidades insulares pueden estudiar e implantar una economía circular de una manera mucho más rápida que las grandes ciudades. Balears, actualmente, tiene una circularidad mínima. Su modelo económico, basado en el turismo, tiene todavía un transporte aéreo y terrestre poco sostenibles. Estamos en los inicios, pero como todo el mundo. Queda mucho trabajo por hacer hacia una mayor sostenibilidad y unas emisiones compensadas.

¿Y cómo lo hacemos con un turismo que depende del transporte aéreo?
— La sostenibilidad tiene que abarcar todos los ámbitos, no sólo el turístico. No se trata de infravalorar el turismo que tenemos, pero hay que mejorarlo. Los cambios cuestan y tampoco se trata de poner en riesgo los beneficios actuales y la manera de ganarse la vida de una parte importante de la población, pero la demanda turística del futuro apunta claramente a una mayor sostenibilidad. Respecto al transporte aéreo, Air Alaska, al igual que empresas japonesas, ya están probando aviones propulsados por hidrógeno. Y también llegarán los aviones eléctricos. No tengo ninguna duda de que los aviones de cero emisiones serán posibles en 10 ó 15 años.

Da la sensación de que, en general, se habla de todo ello, incluso con convicción, pero, como usted dice, los cambios cuestan.
— Balears ya ha iniciado el camino hacia un turismo de mayor calidad y hacia una temporada más larga, y ha funcionado. En las Islas hay conocimiento turístico y un mercado enorme dispuesto a pagar más por la sostenibilidad. Si no vamos en esa dirección, esos turistas se irán a otros destinos.

No será de un día para otro.
— No, claro, incluso pueden convivir las dos opciones, un turismo más convencional y otro más evolucionado, pero Balears está muy bien posicionada para atraer ese turismo que cada vez es más exigente con los parámetros de sostenibilidad. Evidentemente, todos tenemos nuestros derechos individuales, pero creo que debe prevalecer el derecho colectivo a tener un planeta más habitable.