Objetivo: vender normalidad. Con el partido en Madrid abierto en canal, Prohens tratar de vender trabajo. El sábado visitó la carpa montada por Paco Frau y Casa Regional de Andalucía. | Redacción Local

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El PP pide que se acabe ya con la guerra fratricida en la que ha entrado el partido en Madrid. Ni la presidenta del partido, Marga Prohens, ni los principales dirigentes de la formación se han pronunciado a favor de ninguno de los dos candidatos y esperan que la reunión convocada esta mañana por Pablo Casado en Génova sirva para zanjar el asunto cuanto antes.

Marga Prohens ya no forma parte de este órgano de dirección, en el que estuvo hasta el año 2020, pero durante todos estos días ha permanecido en contacto con líderes de la formación en Madrid, según aseguran en el PP balear.

Los ‘populares’ de las Islas respiraron ayer con cierto alivio al ver que la convocatoria celebrada en Palma en defensa de Isabel Díaz Ayuso pinchaba de forma estrepitosa. Solo acudieron 10 personas a la cita y quien se erigió en portavoz reconoció que no era militante. En la concentración había personas que aseguraron ser de Vox.

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Normalidad en el frente

Más preocupa lo que se vio a las puertas de la sede del PP nacional, con la calle Génova abarrotada de personas que pedían la dimisión de Pablo Casado y de Teodoro García Egea, el secretario general de la formación.

Frente a la convulsión en Madrid, la estrategia de la dirección balear es tratar de vender normalidad. El PP ha vuelto a sacar las carpas este fin de semana y la presidenta del partido estuvo el sábado en la que se instaló en Palma con Paco Frau como referente. Prohens acudió con otros cargos del partido, como la secretaria general de la formación, Sandra Fernández, o el presidente del PP de Palma, Jaime Martínez. Después visitó la Casa Regional de Andalucía.

El PP balear no ha tomado partido por ninguna de los dos bandos que están peleados en Madrid, pero quiere que la solución llegue cuanto antes para que la crisis les afecte lo menos posibles. Lamentan que esta situación llegue, además, en un momento de debilidad de Francina Armengol, con el cuestionamiento empresarial a la Ley Turística y con la amenaza de imagen que le supondrá el viaje de una serie de eurodiputados en relación con el caso de las menores tuteladas.