También se pueden producir desplazamientos y desestabilizaciones. | Irene G.Ruiz

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Dos satélites, Sentinel 1A y Sentinel 1B, detectaron un total de 61.355 series temporales de desplazamientos o hundimientos del terreno en Mallorca entre mayo de 2016 y diciembre de 2019. El dato corresponde a un estudio realizado por Cels García, Enrique Morán-Tejeda y Antoni Capó (los tres, de la UIB), Jorge Lorenzo-Lacruz (Universidad de La Rioja) y Christian Mestre-Runge (Universitat de Lleida). El título del estudio es Aplicación de la interferometría de imágenes radar para la monitorización de procesos recientes de subsidencia en Mallorca.

La subsidencia es un riesgo natural altamente destructivo que puede estar provocado por diversas causas, tanto naturales como antrópicas. Sus impactos incluyen la creación de grietas y fisuras, daños en edificaciones e infraestructuras, el descenso de la capacidad de almacenamiento de los acuíferos y un incremento de la posibilidad de inundación.

Cels García explica que «la subsidencia natural en Mallorca obedece habitualmente al arrastre de materiales en los torrentes que se van sedimentando y compactando en lo que sería un proceso geológico normal. Este material compactado acaba por hundirse. La subsidencia antrópica obedecería a la sobreexplotación de los acuíferos. El agua contenida en los acuíferos aporta consistencia a los terrenos. Sin embargo, cuando los acuíferos se sobreexplotan, los terrenos tienen tendencia a hundirse».

García, catedrático de Geografía Física e investigador principal del grupo Glowater de la UIB, señala que «en otros lugares del planeta, los efectos de este fenómeno pueden ser espectaculares, con grandes hundimientos. En Mallorca no son tan preocupantes, pero se dan hundimientos de hasta tres centímetros al año. No estaríamos hablando de grandes daños, pero sí de la aparición de grietas y fisuras tanto en el suelo como en edificaciones e infraestructuras, así como de desplazamientos y desestabilizaciones. Si en Mallorca se puede llegar a los 3 centímetros de hundimiento al año, en algunas zonas de la Península se alcanzan hasta 15 centímetros».

El catedrático destaca que «se trata de un estudio pionero, pues hasta ahora no se disponía de este tipo de datos. Los satélites capturaron entre mayo de 2016 y noviembre de 2019 un total de 120 imágenes de Mallorca, con una frecuencia de paso siempre inferior al mes, de las que se derivó un mapa de desplazamientos acumulados. Son una auténtica radiografía del terreno de la Isla que detecta sus diferencias con una precisión milimétrica».

El trabajo tiene un indudable interés geológico, pero va más allá. Cels García apunta que «los datos pueden ser muy útiles para la construcción, con una información valiosa para arquitectos e ingenieros a la hora efectuar cálculos de peso edificatorio».

Los resultados muestran importantes procesos de subsidencia (hasta los 3 centímetros anuales apuntados) en amplias zonas de la cuenca de Palma y de menor entidad (entre 1 y 2 centímetros) en puntos del Raiguer y del Pla, y zonas de Tramuntana, como los tramos finales de las cuencas fluviales del Torrent Major, en Sóller, y del Torrent del Gorg Blau, en Escorca. Asimismo, ponen de manifiesto la vulnerabilidad de determinadas zonas urbanas de Palma y de áreas agrícolas del Raiguer y del Pla ante el riesgo de subsidencia y sus daños asociados.