Está previsto que se incrementen las enfermedades relacionadas con el corazón. | Photographer: Dragos Condrea

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Las personas que han pasado la COVID-19 tienen más riesgo de sufrir problemas de corazón, tales como infarto agudo del miocardio, miocarditis, insuficiencia cardiaca, arritmias y muerte súbita. El especialista en Salud Pública y Medicina Preventiva Joan Carles March ha explicado que esto se debe a «la respuesta sistémica al virus y a los tratamientos necesarios en la fase aguda». De este modo, ha precisado «las comorbilidades cardiometabólicas son comunes en las personas que son hospitalizadas con una infección por coronavirus y las complicaciones cardiovasculares son frecuentes. Así, un tercio de los ingresados por COVID ha sufrido secuelas cardiovasculares durante los primeros 30 días después de la hospitalización.

Los eventos cardiovasculares mayores más habituales son el síndrome coronario agudo, el accidente cerebrovascular, la enfermedad tromboembólica venosa (ETEV), la hospitalización por insuficiencia cardíaca o la mortalidad por causa cardiovascular. March ha detallado que «el principal hallazgo ha sido la elevada incidencia de eventos cardiovasculares tras el ingreso. Uno de cada 16 pacientes hospitalizados por COVID-19 sufrió algún evento cardiovascular mayor en el primer año tras el ingreso y un tercio de estos, durante los primeros 30 días». El evento cardiovascular más frecuente en el seguimiento fue la hospitalización por insuficiencia cardiaca, mientras que la enfermedad tromboembólica venosa fue el más precoz, especialmente en forma de tromboembolia pulmonar. En concreto, el 75 por ciento de los casos de enfermedad tromboembólica venosa se produjeron en los primeros 30 días y el 62,5 por ciento fueron tromboembolias pulmonares, todas ellas precozmente tras la hospitalización.

¿Cuál es la relación entre la COVID-19 y las enfermedades cardiovasculares?

El especialista en Salud Pública y Medicina Preventiva ha explicado que «hay una asociación de la COVID-19 con la enfermedad cardiovascular y otorgan plausibilidad a la hipótesis de que el SARS-CoV-2 actúe como un factor modificador de la enfermedad cardiovascular, de forma análoga a como interactúan otros agentes más estudiados como el virus Influenza». «Analizando un poco más lo que pasa vemos que el riesgo de enfermedad cardíaca se dispara después de la COVID, incluso con un caso leve. Un estudio masivo muestra un aumento sustancial a largo plazo en el riesgo de enfermedad cardiovascular, incluidos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, después de una infección por SARS-CoV-2».

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March ha precisado que «incluso un caso leve de COVID-19 puede aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares de una persona durante al menos un año después del diagnóstico, según muestra un nuevo estudio. Los investigadores encontraron que las tasas de muchas afecciones, como insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular, eran sustancialmente más altas en personas que se habían recuperado del coronavirus que en personas similares que no habían tenido la enfermedad. Es más, el riesgo era elevado incluso para aquellos que tenían menos de 65 años y carecían de factores de riesgo, como la obesidad o la diabetes. No importa si eres joven o viejo, no importa si fumas o no. El riesgo está ahí».

El experto ha detallado que «los investigadores compararon a más de 150.000 veteranos que sobrevivieron durante al menos 30 días después de contraer la COVID-19 con dos grupos de personas no infectadas: un grupo de más de cinco millones de personas que usaron un sistema médico durante la pandemia y un grupo de tamaño similar que utilizó el sistema en 2017, antes de que circulara el SARS-CoV-2. Las personas que se habían recuperado de COVID-19 mostraron aumentos marcados en 20 problemas cardiovasculares durante el año posterior a la infección. Tenían un 52 % más de probabilidades de haber tenido un derrame cerebral que el grupo de control, lo que significa que de cada 1.000 personas estudiadas había alrededor de cuatro personas más en el grupo de COVID-19 que en el grupo de control que experimentaron un derrame cerebral».

Por su parte, el riesgo de insuficiencia cardíaca aumentó en un 72 %, o alrededor de 12 personas más en el grupo de COVID-19 por cada 1000 estudiados. «La hospitalización incrementó la probabilidad de futuras complicaciones cardiovasculares, pero incluso las personas que evitaron la hospitalización tenían un mayor riesgo de muchas afecciones», ha señalado. A su modo de ver, «es sorprendente lo que aparece en estos hallazgos de que las complicaciones cardiovasculares de COVID pueden durar tanto. Debido a que la enfermedad grave aumenta el riesgo de complicaciones mucho más que la enfermedad leve. Por ello, es importante que aquellos que no están vacunados se vacunen de inmediato».

No obstante, ha admitido que «la naturaleza observacional del estudio tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, a las personas del grupo de control no se les hizo la prueba de COVID-19, por lo que es posible que algunas de ellas tuvieran infecciones leves. Y debido a que los autores consideraron solo a un grupo predominantemente blanco y masculino». Para concluir, avisa que «es importante estar preparados para abordar un aumento de las afecciones cardiovasculares». Además, señala que «con el alto número de casos de COVID-19, que sigue agotando los recursos médicos, es necesario la preparación para las secuelas de la pandemia».