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Unas 1.200 personas y 120 sacerdotes, según datos del Bisbat de Mallorca, llenaron por completo este martes la Seu con motivo de la misa funeral del obispo auxiliar de Barcelona, el mallorquín Antoni Vadell Ferrer (Llucmajor, 1972), que falleció el 12 de febrero a causa de un cáncer de páncreas. «En diez meses hemos pasado del proyecto de futuro de un obispo a los tratamientos», lamentó el portavoz de la familia, Ramon Ollé Ribalta, que calificó a Vadell como una persona con carisma y capacidad de liderazgo. También recordó que antes de ingresar en el seminario Vadell quiso haber sido periodista, y pese a que no lo llegó a ser siempre mantuvo «una singular capacidad de comunicación que atraía a su alrededor». Ollé aseguró que el difunto deja «impactos profundos como obispo de Barcelona».

La ceremonia contó con la presencia del nuncio apostólico (representante diplomático de la Santa Sede), Bernardito Cleopas Auza, que hizo llegar el pésame y la bendición apostólica del papa Francisco a los seres queridos de Vadell, además de numerosos obispos, arzobispos y el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, comentó    que Francisco llamó por teléfono    a la familia. Durante la misa el féretro estuvo ornamentado con la mitra y la casulla de Vadell y un evangelio.

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«Era un enamorado de Jesús y contagiaba este amor», afirmó Taltavull sobre el fallecido, destacando que «en los momentos más dolorosos» tuvo la «serenidad» de reafirmar que quería ser enterrado en el santuario de Nostra Senyora de Gràcia, en Llucmajor, su localidad natal. «Su deseo será cumplido hoy», anunció, porque al terminar la ceremonia los restos fueron llevados en procesión por varias personas, entre las cuales estaba el hermano de Vadell, hasta el coche fúnebre que esperaba frente a la entrada de la Seu. Una treintena de personas reunidas en el exterior aplaudieron, junto a los presentes en la basílica, a modo de despedida cuando el vehículo partió hacia Llucmajor. El obispo mallorquín también dijo que Vadell ayudó a construir la «civilización del amor» en medio de «tanta indiferencia». El también presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, concelebró el funeral junto a Taltavull, y en el acto también estuvieron presentes el obispo de Eivissa, Vicent Ribas; el de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, y los obispos auxiliares de Barcelona Javier Vilanova y Sergi Godo.

Entre las autoridades que acudieron estaban la delegada del Gobierno, Aina Calvo; la consellera de Presidència del Govern, Mercedes Garrido; el alcalde de Palma, José Hila;el conseller insular de Presidència del Consell de Mallorca, Javier de Juan; el alcalde de Inca, Virgilio Moreno; el de Llucmajor, Éric Jareño, y el de Mancor de la Vall, Guillem Villalonga. También la líder del PP balear, Marga Prohens, y el presidente del partido en Mallorca, Llorenç Galmés. La presidenta balear, Francina Armengol, no estuvo presente en la misa pero sí asistió al mediodía a la capilla ardiente, por la que pasaron otro millar de personas entre las 10 y las 15 horas, según el Bisbat.