El certificado COVID es necesario para entrar en muchos establecimientos en Baleares. | Europa Press

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El pasaporte COVID está suscitando mucha polémica, ya que no ha logrado frenar los contagios de COVID-19 derivados de la variante ómicron. En Baleares es obligatorio presentarlo para acceder a establecimientos públicos como bares, restaurantes, ocio nocturno, gimnasios, etc. Este martes, 1 de febrero, ha comenzado a caducar a los que se pusieron las dos dosis -una en el caso de Jansen- hace nueve meses. Ultima Hora ha consultado con varios expertos en la pandemia de coronavirus para conocer su opinión sobre este asunto.

El catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell ha manifestado que el pasaporte COVID «se debe reformular completamente o eliminarlo. En este momento, y después de ómicron sobre todo, no vale absolutamente para nada, ya que hay muchas personas inmunizadas de modo natural que no tienen esta inmunización registrada en su pasaporte. Por lo cual, están mejor protegidos los que han tenido ómicron después de las dos dosis que los que tienen las tres dosis». En este punto, ha advertido que a muchos de los contagiados no les aparece en el pasaporte registrado que han pasado la enfermedad, salvo que les hayan realizado una PCR, pero se han hecho muy pocas por la gran saturación que ha habido. «Está totalmente desfasado», ha asegurado.

El virólogo y profesor de la Autónoma de Madrid, José Antonio López Guerrero, se define a sí mismo como «un defensor del pasaporte COVID» porque es un filtro. A las personas que aseguran que da una falsa sensación de seguridad les ha respondido que lo que provoca esto es estar vacunado, no tener un documento que acredite que lo estás. Respecto a las falsificaciones, ha advertido que si se realiza es un delito. En cuanto a que no evita la transmisión del virus, defiende que hay mucho que discutir. «Las personas vacunadas eliminan el virus antes, por eso no enferman y son contagiosos durante menos tiempo». Por ello, ha explicado que «una sala cerrada con personas vacunadas siempre será más segura». «No hay nada que abogue en contra del pasaporte». «No es la panacea, pero es un filtro más», ha espetado.

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El epidemiólogo Pedro Gullón ha expuesto que «el certificado COVID nunca ha tenido un especial sentido, se implanta basándose en dos premisas: puede incentivar la vacunación de los grupos que no están vacunados y puede ayudar a reducir la incidencia al excluir de sitios potencialmente peligrosos a las personas que tienen más posibilidades de transmitir o coger la enfermedad. Creo que ninguna de las dos premisas ha funcionado del todo». Por tanto, no cree que «el certificado COVID haya actuado en base a los objetivos que se podrían plantear. No obstante, ha advertido que esto no significa que haya que relajar todas las medidas. «La velocidad a la que baje este curva dependerá también un poco de que se mantengan, aunque tenemos muy pocas ahora mismo», ha declarado.

El especialista en Salud Pública y Medicina Preventiva, Joan Carles March, también ha considerado que «hay que mantenerlo, pero reforzándolo y cambiando de criterios. Ya que es la última medida de control de la infección, además de la ventilación, mascarilla y vacunación. Ante la falsa disyuntiva de mantenerlo porque fue eficaz contra delta o retirarlo porque ómicron se le salta, lo razonable creo yo que es modificar los criterios para que vuelva a ser efectivo». Entiende que debe ser válido sólo para las personas con las tres dosis o con dos dosis de hace menos de seis meses, así como que hayan sido positivos en los últimos seis meses (por PCR o test de antígenos rápido) o que tengan un PCR o un antígenos negativo de menos de 48 horas». Además, ha reclamado que se amplíe a todos los establecimientos y a todas las comunidades a partir de una determinada incidencia determinada.

El epidemiólogo Ildefonso Hernández ha expresado que «el certificado tiene diversas funciones, una que se comenta poco y suena algo paradójica, es que protege a los no vacunados, pues no se exponen en entornos donde la transmisión puede ser alta en el caso de que haya infectados en un local de ocio nocturno. Cuando la transmisión es alta, como en el caso de ómicron, los vacunados también pueden infectarse y transmitir la infección. El objetivo de proteger a los no vacunados, incluso aunque ellos no quieran, tiene el beneficio de evitar hospitalizaciones de casos graves cuando el servicio sanitario está desbordado lo que que tiene efectos negativos en terceras personas que no pueden ser atendidas y en la fatiga del personal».