Denuncia verbal. Nuria Galán, en su ordenador ojeando la compañía Volotea, presentó junto a su marido estos días una denuncia verbal en la que piden la devolución del importe de los vuelos y una indemnización. | R.L.

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El pasado 22 de diciembre, Nuria Galán, su marido y sus tres hijos –dos mellizos de cinco años y un bebé de cuatro meses– no pudieron viajar de Palma a San Sebastián para pasar allí las fiestas de Navidad. La compañía aérea con la que volaban les pidió que mostraran el certificados de residencia de los cinco miembros. El matrimonio asegura que no tenía constancia de esto y que todos los datos los adjuntaron al sacar el billete. La aerolínea no permitió que facturaran y se quedaron en tierra. Ante esta situación, tuvieron que comprar otro billete, con otra aerolínea distinta, para el día siguiente, el 23 de diciembre. Ahora, la pareja ha presentado una demanda verbal contra la compañía Volotea y les reclama el importe total de los vuelos y una indemnización por daños y prejuicios.

Facturación

En la nota, la mallorquina Nuria Galán explica que acudieron a las 15.15 horas al mostrador de Volotea. El vuelo directo a San Sebastián estaba previsto para las 16.50 horas. Estos billetes los adquirieron con antelación, en concreto el 13 de octubre, y, una vez completados los pasos, el único mail que les llegó por parte de la aerolínea fue una solicitud en la que les pedía adjuntar el domicilio, el municipio y el código postal para validar la condición de residente. Galán cuenta que «respondimos al mail cuatro días después y ya no obtuvimos más contestación ni información de que tuviésemos que presentar los certificados en el mostrador». Incluso, renovaron los documentos de identidad de sus niños seis días antes de volar.

Una vez en la zona de facturación, y ante la negativa de la azafata de no volar si no mostraban los empadronamientos, la mujer y su marido intentaron descargar por la web del Ajuntament de Palma dichos papeles. Cuando lo lograron, «la azafata nos dijo que el vuelo se había cerrado hacía un minuto. Por un error de la compañía, que no nos acredita telemáticamente nuestra residencia, nos dejan en tierra», lamenta.

Asimismo, registraron una queja a Consumo para notificar lo que sucedió en el Aeropuerto. Consideran que «es un error de la compañía», puesto que «en ningún momento» les informaron por mail que tenían que presentar el certificado antes de facturar, apuntan. El importe de los primeros billetes les costó más de 300 euros y los nuevos, cogidos con Vueling hacia Bilbao, han sumado casi 200 euros. El matrimonio reclama a Volotea en total 2.000 euros, que es la suma del importe de los tíquets y la indemnización por daños y prejuicios, ya que la mujer ha justificado ansiedad y ataques de nervios de la que requirió medicación.