Bañistas, en una playa de Calvià. | Archivo UH

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Botifió, nyica, aletó, escova y solta almadrava. Son algunas de las ahora casi desconocidas adaptaciones del catalán que solamente se usaban en Calvià, como mínimo, hasta principios de los años sesenta, en pleno boom turístico. El filólogo Joan Coromines escuchó estas y otras palabras únicas cuando visitó el municipio en 1963 y 1964, y las incluyó en su Diccionari etimològic i complementari de la llengua catalana (DECat), publicado 1980. El Diccionari català-valencià-balear (DCVB), elaborado por Antoni Maria Alcover i Francesc de Borja Moll, y publicado en 1962, también registró algunas de ellas.

«Se trata de un patrimonio lingüístico que es único y propio», según explica el lingüista y jurista Cristian Sánchez Curto, que durante seis meses ha revisado los dos diccionarios y ha recopilado todas las referencias sobre Calvià, de las cuales una quincena de palabras y expresiones son exclusivas del municipio. El lingüista recuerda que es algo natural que las lenguas «vivas» evolucionen, por lo que es normal que los aspectos asociados al lenguaje, como el léxico, la fonética y la gramática, cambien a lo largo del tiempo. «Las palabras no solo evolucionan, sino que también se crean y se destruyen, o al menos, caen en el olvido», comenta.

Las palabras recopiladas por el investigador están principalmente asociadas a la payesía y la pesca, y la llegada del turismo de masas, que en Calvià fue especialmente intensa, ha substituido casi por completo estos sectores. El abandono de las actividades tradicionales ha supuesto que estas adaptaciones hayan caído en desuso o directamente se hayan olvidado, explica Sánchez. Por lo que respecta a los jóvenes, añade que estos acaban dedicándose al turismo u otros oficios alejados del campo y el mar, lo cual acelera el proceso de pérdida de las palabras y expresiones antiguas.

Localismos en extinción

Entre las adaptaciones lingüísticas detectadas, destacan las relacionadas con la náutica y la pesca. Por ejemplo, botafió es cada una de las cuerdecitas con las que se atan las velas a la verga correspondiente. Si bien el DCVB constata el término botafió, con ‘a’ neutra, en Balears, Coromines identificó que en Calvià se decía botifió. Aletó, diminutivo de aleta, designa cada una de las barras más cortas que la quilla de la embarcación, situadas en el casco para hacerlo más resistente. En el diccionario de Coromines solo se testimonió este significado en el municipio de Ponent. En la misma línea, escoa o escua, indica la pieza de madera colocada en la parte exterior de la barca y paralela a la quilla que sirve para mantener la embarcación derecha cuando está en tierra. El DCVB localiza la variante escoa en Mallorca, en el Empordà y en Barcelona, pero la forma escova solamente es característica de Calvià y Blanes, en la comarca catalana de la Selva.

El lingüista y jurista Cristian Sánchez Curto.

De igual modo, el mismo diccionario indica que sol·la (barandilla de una embarcación) procede de la aglutinación del artículo saldado y orla, que en catalán también se refiere a la baranda de un barco. Se especifica que este localismo únicamente se registró en Calvià y en Ibiza. Por lo que respecta a la pesca, el diccionario Alcover-Moll solamente asocia al municipio calvianer la palabra garballet, diminutivo de garbell. Se trata del aparejo de pesca en forma de cesta que, lleno de brotes de mata y depositado en el mar, sirve para pescar gambas que puedan servir de cebo. Lo mismo ocurre con el sustantivo notó, que designa al conjunto de corchos que sirven para hacer flotar los aparejos, especialmente con la idea de capturar llampugas. Finalmente, solta almadrava y solta de vol son otras dos palabras que únicamente se testimoniaron en Calvià. La primera se refiere a una red de pesca para capturar atunes, y la segunda a otra tipología especial para apresar pescado azul.

Respecto al resto adaptaciones, destaca revell. En Balears, tiene el significado genérico de acebuche, pero a Coromines le explicaron que en Calvià quería decir rebrote de olivo. Asimismo, el filólogo registró la palabra cabriela, un plato de fideos guisados con caldo de cabra vieja. El DECat explica que soca se refiere al tronco del árbol, pero precisa que en Calvià y Petra, una de las acepciones es sinónimo de árbol frutero. De igual modo, nyica designa un tipo de insecto que afecta a los brotes de olivo. El DCVB registra la palabra nyic, refiriéndose a una persona malhumorada. En este sentido, también incluye un proverbio machista únicamente descrito en Capdellà: «A dona nyiga, da-li corda fins que riga» (A una mujer malhumorada, dale cuerda hasta que ría).

El apunte

Un trabajo «titánico»

«Joan Coromines visitó las zonas que actualmente están llenas de hoteles», comenta el lingüista Cristian Sánchez Curto, pero también fue a otras partes del municipio, como la finca de Galatzó. «Tanto él como Antoni Maria Alcover y Francesc de Borja Moll hicieron un trabajo titánico, y sin internet», reivindica el experto. Disponían de una red de informantes que les ayudaban a recopilar las palabras, que Sánchez considera como «una obra de arte que se destruye porque se dejan de usar». Por eso mismo reivindica que, como mínimo, sean recordadas. En este sentido, plantea que sería interesante actualizar los diccionarios para que recojan las palabras que se emplean ahora, tanto en Calvià como en el resto de territorios de habla catalana.