El proyecto pretende desarrollar el pensamiento crítico entre los escolares de primaria, con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología y el Ministerio. | Redacción Local

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Los colegios públicos Santa Maria del Mar (Cala d'Or), Urbanitzacions (Llucmajor), los de s'Aranjassa y sa Casa Blanca, el Mare de Déu del Toro de es Mercadal (Menorca), así como los colegios concertados Arcàngel Sant Rafel de Palma, Sant Antoni Abat de Son Ferriol y Bisbe Verger de Santanyí participan en un proyecto educativo que invita a los escolares de las Islas a aprender a pensar de una forma llamativa y poco corriente.

En concreto, según informa la Universitat de les Illes Balears (UIB), ocho centros educativos baleares han sido los escenarios escogidos para llevar a cabo la iniciativa 'Juegos cooperativos para aprender a pensar', liderado por la doctora Maria Antònia Manassero y el investigador Ángel Vázquez, y con la colaboración de la Fundación Española por la Ciencia y la Tecnología (FECYT) - Ministerio de Ciencia e Innovación. Según sus precursores se trata de un plan que pretende enseñar alfabetización científica a los estudiantes de educación primaria. La metodología parte de determinados juegos cooperativos, que ofrecen una analogía de la práctica científica para validar los conocimientos y desarrollar destrezas del pensamiento crítico y científico.

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Este pasado mes de diciembre los investigadores han celebrado la primera reunión formativa con el profesorado de las escuelas, con quienes han compartido el plan de actividades y les han repartido el material de juegos. A partir de cuatro tipos de juegos distintos, muy populares y conocidos como son el rompecabezas, los dados, las cajas negras y los juegos de cartas los investigadores de la UIB afirman que se comparte y transmite una imagen adecuada de la naturaleza de la ciencia, ya que la práctica científica estudia los objetos del mundo natural partiendo de una información limitada y parcial.

Estos juegos plantean a los estudiantes un reto adaptado a su edad, cuya resolución competitiva permite emular aspectos epistémicos y sociales de la práctica científica. En este caso, se enfatizan el desarrollo y el ejercicio de las destrezas de pensamiento crítico y científico necesarias para resolver el reto y ganar el juego mediante acciones básicas y muy demandadas tanto en el día a día cotidiano como en cualquier puesto de trabajo, como son razonar, discutir, convencer, y colaborar con los demás para alcanzar una meta determinada.

Según remarca la UIB el resultado principal es la práctica y adquisición de destrezas de pensamiento crítico y científico, que implican los aprendizajes de la alfabetización científica. Además, las actividades de juego, adaptadas a la edad y neutrales en cuanto al género, transmiten una imagen de la ciencia más realista, emocionante y motivadora de las vocaciones científicas. Precisamente hace poco asistimos al arranque de una campaña por parte del Govern, a través de la Fundació Bit, que persigue estimular las vocaciones científicas, tecnológicas y técnicas entre las niñas y las chicas jóvenes de las Islas.