Año tras año, instituciones y entidades lanzan campañas contra el sexismo para concienciar a la población que el juego no tiene color ni género.

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Los juguetes convocaron el pasado mes de diciembre una huelga simbólica de una hora a fin de exigir su derecho a jugar con el 100 % de la población infantil. Esta fue la ingeniosa fórmula que tuvo el Ministerio de Consumo para llamar la atención de los compradores en una campaña contra el sexismo que todavía persiste en los muñecos o artículos infantiles.

Desde finales de diciembre, el Govern balear se unió a esta batalla con la campaña ‘Regala Igualtat’, a través de la que insta a las familias a ser conscientes de que los juguetes no tienen género. Cada año, profesionales del sector, educadores o especialistas destacan la necesidad de educar en igualdad para romper con los estereotipos de género.

Marta Franco, profesora y una de las representantes de la red educativa Feminisme a l’Escola, diferencia entre los juguetes «que les hacen ser sujeto o un objeto» del producto. Poner de ejemplo el maquillaje, un producto reclamado por menores pero que, en lugar de ser usado con fines de disfrute o educativos, «las hace ser un objeto decorativo». Este es, además, uno de los puntos que reivindica la campaña del Govern: «La hipersexualización de las niñas y adolescentes es violencia que se debe combatir (...); tienen el derecho a desarrollarse al margen de condicionamientos sociales y estereotipos».

Educación

«Cuanto más hace el juguete menos hace la mente del niño». Este es el eslogan que define la tienda de Eva Durán. Ella es educadora infantil de carrera y desde 2018 regenta MO Juguetes Educativos, uno de los pocos establecimientos en Palma con un catálogo infantil libre de género, racismo y tecnología. Cree con firmeza que la educación es fundamental sobre todo en la etapa de 0 a 6 años: «Es importante que los niños y niñas tengan las mismas oportunidades desde pequeños. Luego con los años, ellos mismos se irán decantando según sus gustos». En su caso, su modus operandi parte de enseñar todos los juguetes a las familias independientemente del sexo del menor. «Me preguntan que por qué no vendo productos de color rosa o azul, y yo respondo que el día que los niños quieran cocinas rosas, lo haré. Pero no mientras se relacione ese color con ellas».

Aparte de los artículos sexistas, Durán también señala la falta de estimulación en los juguetes: «Si a un juego se pone un timbre que haga ‘miau’ y ‘guau’, emulando a estos animales, el niño probablemente dejará de jugar en 10 minutos. Si en lugar de eso le das un libro donde estén el gato y el perro con los que puedan interpretar el sonido, ya estás estimulando muchas cosas en ellos».

En consonancia, Marta Franco recuerda la Ley 11/2016 de Igualdad de Mujeres y Hombres, donde en el artículo 26 del apartado I el texto aboga por que las políticas públicas educativas se dirijan a un modelo educativo al margen de los estereotipos y los roles según el sexo, la orientación y la identidad sexuales. Esto justificaría que «prácticamente todos los centros ya adoptan esta coeducación». Asimismo, explica que en Primaria, los profesores plantean a la familias regalos libres de sexismo, material pedagógico inclusivo y sostenible.

Marcas

Aunque, como advierte Eva Durán, romper con los estereotipos de género «es un camino lento», cada vez las marcas son más conscientes de la problemática que hay en diferenciar a los niños y niñas en la diversión. Desde El Corte Inglés aseguran que todos los equipos de ventas evitan diferenciar a la hora de mostrar un pedido al cliente. Asimismo, los propios fabricantes cada vez más muestran sus artículos con colores neutros.

¿Llegará el día en que los más pequeños jueguen sin diferencias ni prejuicios? Por ahora, y para contribuir a este compromiso, Marta Franco plantea que a la hora de comprar un producto para los menores «pensemos qué le aportará este regalo, si le sugerirá alguna cosa o le hará investigar; que sea un producto que dure en el tiempo, que sea para jugar en familia o con amigos y que le empodere».