Los Reyes Magos leyendo el pregón en el Moll Vell. | Teresa Ayuga

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Puntuales a su cita, a bordo de la goleta Rafael Verdera,  los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar desembarcaron en el Moll Vell de Palma llegados desde el lejano Oriente. A los pies de la escalinata eran recibidos por el alcalde de Palma, José Hila, el presidente de la Autoritat Portuària, Francesc Antich, y el regidor del Ajuntament de Palma Alberto Jarabo. Después de la entrega de la llave de Ciutat, el rey Gaspar, en nombre de Sus Majestades, leyó un pergamino. En su mensaje destacó las ganas que tenían de volver a saludar a todos los niños. «Os hemos escuchado y hemos leído todas vuestras cartas. Os recuerdo que hay que respetar las medidas sanitarias. Y nadie recibirá carbón este año porque habéis sido muy buenos», manifestó Gaspar en la primera cabalgata presencial desde el inicio de la pandemia, con mucho menos público en la zona del Moll Vell que en ediciones anteriores a la COVID.

A pesar de las precipitaciones de la mañana de este miércoles, la lluvia se detuvo media hora antes de la llegada de los Reyes Magos y las agradables temperaturas animaron a miles de personas a salir a la calles de Palma para disfrutar de la cabalgata. Destacó el comportamiento del público, que aguardó con paciencia la llegada de las carrozas, siempre con la mascarilla bien colocada. Por el contrario fue complicado que el público mantuviese la distancia social, en especial en las zonas de la avenida Antoni Maura, es Born, Plaça Joan Carles I, la Rambla, el Passeig Mallorca y Jaume III, donde se registraron mayores aglomeraciones. Gran parte del recorrido estuvo delimitado por barreras, situadas a ambos lados de las calles, con tal de evitar incidentes al paso de las carrozas, que fueron tiradas por grandes tractores.

Detalle del traje de uno de los bailarines. FOTO: Teresa Ayuga
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Aunque todos disfrutasen de la tarde, que inmortalizaron con sus teléfonos móviles, los niños fueron los que más se divirtieron con el luminoso espectáculo. La pequeña Julia, de cuatro años de edad, realizó un dibujo con plastilina del rey Baltasar y tuvo la oportunidad de mostrárselo; Julián, de ocho años, pudo darle la mano a los tres Reyes, y algún que otro niño aprovechó la presencia de los mensajeros reales para entregar sus cartas a Sus Majestades. Gritos al paso de Melchor, Gaspar y Baltasar y expresiones de asombro ante la belleza de las carrozas se escucharon a lo largo de toda la cabalgata, un espectáculo encabezado por la Unidad Montada de la Policía Local de Palma, seguida de la Banda Municipal de Música y los Xeremiers y Capgrossos de la Sala. A falta de caramelos, las carrozas repartieron luz, música y    color a raudales. Dulces que los benjamines de la casa no echaron en falta dado el enorme despliegue de magia e ilusión que presenciaron. Más de 450 personas, ataviadas con variadas y vistosas vestimentas, formaron parte de las divertidas comparsas, que ofrecieron una gran variedad de espectáculos:números de circo, como el monociclo, los malabares, o las piruetas; rítmicas batucadas; música y bailes que no se detenían un instante; llamativos soldaditos inflables o arriesgadas coreografías sobre patines que dejaron con la boca abierta a más de un espectador.

La fábrica de carbón. ¿Quién se ha portado mal? FOTO: Julián Aguirre

Para acabar el recorrido, poco antes de las 20.30 horas, Sus Majestades llegaron al Casal Solleric donde, recibidos por los elegantes Tamborers de la Sala, ascendieron hasta el balcón principal para dirigirse al numeroso público que se concentró en es Born esperando la despedida final. Después empezaron con el reparto de regalos.